Abandonaban el estadio abatidos los aficionados béticos tras presenciar la dolorosa derrota sufrida en casa por su equipo frente al conjunto colchonero. Los animados cánticos de apoyo iniciales dieron paso a una silenciosa procesión de rostros cabizbajos y miradas perdidas. Salvo para aquel que, presa de la euforia, hacia ondear victorioso su bufanda verdiblanca, el alegre seguidor daltónico.
Ilustración: Lola Gómez Redondo