La Junta refuerza los programas de prevención en consumo de alcohol

El domingo 14 de noviembre se celebra el Día Mundial sin Alcohol. El alcohol es la droga más consumida en España y también en Castilla y León, tanto en la población general como entre los estudiantes de 14 a 18 años. Los consumos se concentran cada vez en mayor medida en los fines de semana y alrededor de actividades recreativas. Los consumos habituales y abusivos de alcohol en la población de 15 a 64 años en Castilla y León han evolucionado positivamente desde el año 2009, situándose en 2013 entre el 10 % y el 15 %. La situación tiene perfiles distintos en la población de estudiantes de 14 a 18 años ya que, mientras el consumo todos los fines de semana desciende apreciablemente desde el año 2008, ha aumentado el consumo denominado de ‘atracón’.

Dada la relevancia de los consumos de alcohol y de sus consecuencias, en Castilla y León la prevención del consumo de bebidas alcohólicas y el tratamiento del alcoholismo está requiriendo una atención prioritaria por parte de la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades. Por un lado, se trabaja en sensibilización social, con campañas dirigidas a la población trabajadora, a jóvenes y a estudiantes universitarios. A través de estas campañas, se trata de desmitificar el papel del alcohol en la sociedad y en especial en el ocio de los jóvenes, mostrando no sólo los daños del abuso del alcohol, sino también las alteraciones que produce en las relaciones con los demás y con el entorno, destacando con objetividad cómo disminuye la capacidad de disfrutar con los amigos y del tiempo de ocio.

Sin olvidar la importancia de otras actuaciones, la prevención del consumo de bebidas alcohólicas a través de la educación y del entrenamiento en habilidades para la vida es la máxima prioridad de la Consejería al desarrollar el Plan regional sobre drogas. En prevención, se está incidiendo en los principales ámbitos de socialización de los menores de edad, que son los más vulnerables para iniciarse en el consumo de alcohol, desarrollando programas basados en la evidencia científica a nivel escolar, familiar y extraescolar.

Prevención familiar: Programa Moneo

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) considera la prevención familiar como la modalidad educativa más efectiva para prevenir el consumo de alcohol y de otras drogas. De acuerdo con esta recomendación, basada en la evidencia científica, la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades promueve la realización del programa de prevención familiar universal Moneo.

El Programa Moneo se dirige a madres y padres con hijos de 9 a 13 años, con el objetivo de mejorar las habilidades de los progenitores en la educación de sus hijos y para clarificar la posición de la familia respecto al consumo de alcohol y otras drogas. A lo largo de las sesiones del programa se realizan diferentes ejercicios prácticos en los que se ensaya la manera de abordar diferentes situaciones que son frecuentes en la relación con los hijos y que son relevantes para la prevención del consumo de alcohol y de otras sustancias peligrosas.

El programa Moneo se desarrolla en todo el territorio de la Comunidad en colaboración con las corporaciones locales. Cada año participan 2.000 madres y padres, y el 95 % de las familias que lo inician completan las cuatro sesiones que lo componen. Con estos programas, que se desarrollan en colaboración con la Consejería de Educación, las corporaciones locales y las entidades del tercer sector, se está interviniendo anualmente con más de 19.700 niños y adolescentes y cerca de 2.600 madres y padres.

Refuerzo de la oferta preventiva

En los centros educativos la oferta preventiva se ha reforzado en el curso 2015-2016 con la inclusión piloto de un nuevo programa para estudiantes de 12 a 14 años llamado ‘Unplugged’. Este programa, avalado por la Unión Europea y que ha obtenido buenos resultados, actualmente se está aplicando en 26 países, de los cuales 18 son europeos.

A través de las intervenciones preventivas se pretende evitar el consumo de alcohol en menores, retrasar la edad de inicio cuando evitarlo no es posible, elevar la percepción del riesgo asociada al consumo de alcohol, reducir la accesibilidad a las bebidas alcohólicas en los adolescentes y reducir la gran tolerancia social que hay hacia el uso y abuso del alcohol, incluso cuando se produce en menores de edad.

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