Un programa "breve, ameno y variado" cautiva al público en el recital de Aldo Heo

Por Soledad Atienza

OTOÑO MUSICAL SORIANO El segundo de los conciertos de música de cámara de la XXIII edición del Otoño Musical Soriano tuvo lugar en la tarde del martes en la nueva sede para este tipo de música, el Aula Magna Tirso de Molina. El barítono Aldo Heo acompañado por la pianista Husan Park fueron los encargados de cautivar a la par que divertir al público soriano. Con un programa breve, ameno y variado, compuesto por obras de autores europeos y coreanos, dado el origen de ambos, consiguieron empatizar con los allí presentes por medio de la transmisión de la esencia de cada una de las piezas escogidas.

Las claves más destacadas de la velada fueron ante todo la cercanía y la simpatía de barítono y pianista, ya que Park se encargó de introducir al público a cada una de las obras que iban a ser interpretadas, de este modo, la interacción en la sala fue total.

Además de su excelente técnica vocal, junto a la complicidad de ambos intérpretes, el barítono demostró su versatilidad en el repertorio elegido, haciendo suya cada una de las piezas, con las que puso de manifiesto sus dotes interpretativas en el sentido más amplio de la palabra, todo ello unido a un toque de teatralidad, principalmente en las arias más humorísticas como 'Largo al factotum della città' de El barbero de Sevilla, de Gioacchino Rossini, para la cual apareció cantando desde la parte trasera del patio de butacas y bromeando con los asistentes en su papel del barbero Fígaro, hasta la pasión del amor fraterno en 'Avant de quitter ces lieux' de la ópera Fausto de Charles Gounod, o la nostalgia de Oh, montaña mía, canción coreana de Shin Dongsoo.

Ante los insistentes aplausos del público se interpretaron dos bises, en primer lugar 'The Impossible Dream', perteneciente al musical Man of la Mancha, estrenado en 1964, con música de Mitch Leigh y letra de Joe Darion, que puso el toque cómico puesto que Heo hizo salir con él al escenario a José Manuel Aceña, director del Festival.

El segundo bis fue La visión divina, de un compositor coreano con el cual rindieron un especial homenaje a su tierra y con el que dejaron claro, como la propia Husan Park expresó, que la música es un lenguaje universal que no conoce fronteras.

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