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A veces, los silencios

De las canciones a veces te enamora la música, y a veces, los silencios.

Shhhh...

A veces, los silencios tienen más ritmo que las palabras. Por algo los músicos pueden escribir silencios con ritmo; como callarse a trocitos en lugar de todo de golpe; como si te reservaras el comodín de empezar a hablar en cualquier momento, pero no. Pero no.

Entonces, el mensaje que normalmente va entre líneas, ahora toma protagonismo y abarca todo el espacio disponible al receptor:

"ENTIENDE LO QUE QUIERAS"

Pero con ritmo.

Entonces, uno que sabe escuchar, sabrá leer el todo en la nada y dejar hablar a los silencios, que no es otra cosa que dejar hablar a tu propia cabeza a través de tu interlocutor. Decirte tú todo lo que esa persona te podría decir, pero que no te dice porque ya lo sabes. Un ahorro que ni los chiquiprecios, oiga.

Soportar los silencios es una putada, porque nunca sabes si lo estás entendiendo bien. Nunca sabes si sabes lo que el otro te quiere decir, ni si le conoces tanto, o si el que no te conoces eres tú; o si le conoces, pero te conoces y no quieres conocerle porque sabes que la respuesta no te va a gustar. Pero bueno, es lo que toca.

Mierda de incertidumbre, yo que quería dormir.

A veces, un silencio vale más que mil malentendidos. Uno con ritmo, que no sepas del todo cuándo se va a terminar, y que venga tan bien acompañado de miradas y algún que otro gesto. Uno de esos del que solo quieras que nunca se terminen las figuras para seguir escribiendo silencios.