Estuvimos recientemente en el embalse de la Cuerda del Pozo, pero no en sus orillas para darnos un baño, sino a lomos de una lancha de Muedra Náutica para conocer sus rincones. Varios de ellos tienen un complicado o lejano acceso desde tierra, y el acercamiento desde el agua permite un disfrute del pantano muy diferente al habitual. No faltó, por supuesto, una vuelta a la torre de la iglesia de La Muedra. También pudimos visitar de cerca algunas de las islas que, cuando hay menos agua, se convierten en penínsulas.