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29-4-2020. San Prudencio, el santo que murió en El Burgo de Osma

San Prudencia y San Saturio, en la ermita en honor de este último en Soria capital

En condiciones normales (qué ganas de dejar de utilizar esas palabras), la ciudad de Vitoria estaría celebrando en la actualidad sus fiestas de San Prudencio y Nuestra Señora de Estíbaliz. 

San Prudencio, cuya festividad se celebró ayer 28 de abril, no es el patrón exclusivo de Vitoria, sino de toda la provincia de Álava. 

Como en casi todos los lugares en los que no se están pudiendo celebrar festejos importantes, los  vecinos o los mismos Ayuntamientos están promoviendo actividades paralelas sin necesidad de salir de los hogares.

Eso mismo es lo que está sucediendo en Vitoria, cuyo Ayuntamiento propuso que antes de ayer, víspera de la gran fiesta, salieran al balcón miles de vitorianos.

San Prudencio fue un santo que nació en algún momento a mediados del primer milenio en las cercanías de la actual Vitoria. Muy joven, marchó a Soria, donde fue discípulo de San Saturio. Ambos eran anacoretas.

La ciudad de Soria le dedicó un bonito homenaje a este santo dedicándole el nombre del paseo de la margen derecha del río Duero.

El santo nacido en tierras alavesas, de hecho, murió en tierras sorianas... pero no en la capital de la provincia, que por aquel entonces, hace 1.500 años aproximadamente, tenía muy poco que ver con la actual Soria.

San Prudencio, después de vivir siete años junto a San Saturio, se trasladó a vivir a Calahorra y Tarazona. Desde esta localidad, de la que ya era obispo, fue enviado a El Burgo de Osma para interceder en los problemas que se habían creado entre el obispado de esta Diócesis y sus sacerdotes.

La muerte le encontró cuando se encontraba en El Burgo y, junto a ella, le alcanzó la leyenda.  Esta dice que, no poniéndose de acuerdo los humanos en el lugar donde debía ser enterrado, al menos sí acordaron aceptar que se le daría sepultura en el lugar donde se detuviera la mula en cuyos lomos se depositó su cadáver.

Esta mula anduvo, anduvo, anduvo... y no dejó de andar hasta llegar a las cercanías del actual municipio de Clavijo, en La Rioja. Allí se levantaría un templo de cuyo original no quedan restos. En ese lugar están las ruinas del monasterio de San Prudencio, a escasa hora y media de Soria y en un enclave natural precioso.