Blog | Por Sergio Tierno / Viajes, geografía, deportes y curiosidades

3-1-2019. El nerviosismo del perro de Ólvega

El perro de Ólvega

S., natural de Ólvega (Soria), recibió ayer con gran sorpresa la noticia de que su pueblo y Ágreda habían sido el epicentro de dos terremotos el día anterior. Es decir, el 1 de enero.

Fueron apenas dos temblores de 1,9 y 1,8 grados a una profundidad de 2 y 5 kilómetros, totalmente inapreciables... para el ser humano, por ello nadie había dicho nada en esta zona del Moncayo hasta que el Instituto Geográfico Nacional informó de los seísmos.

De repente, S. se dio cuenta de que su familia, presente en Ólvega ese 1 de enero, le había dicho, además de Feliz Año, que el perro había estado muy nervioso justo después de comer, cuando se trata de un animal muy tranquilo que no se inmuta por casi nada.

La hora del nerviosismo coincidió de manera aproximada con la de estos dos terremotos, a las 18.42 y las 18.57.

Lógicamente, puede ser una casualidad, pero también puede ser que el perro hubiera advertido la presencia de esos movimientos y que estos fueran la causa de su infrecuente alteración.

En la web Mundo Perros, aseguran que "Los perros actúan de una forma muy peculiar cuando se avecina un temblor: ladran sin ninguna razón, se ponen muy nerviosos, y si tienen oportunidad, saldrán corriendo en busca de un lugar seguro".

En otra página especializada en curiosidades científicas y de todo tipo, UnComo, explican que "junto a los aparatos de tecnología puntera, los perros y otros animales son una parte indispensable en la prevención de seísmos tanto en China como en Japón".

Y, por citar una tercera web, Mascotas Foyel, en ella leemos que "Los perros se muestran súbitamente agresivos o aumentan notoriamente el apego a sus dueños, modifican sus rutinas de descanso y sueño, no quieren dormir donde ni como lo hacen habitualmente, aúllan o ladran incesantemente sin motivos aparentes, se presentan inquietos y muchos emprenden la huida".

En términos generales, está más que demostrado que los animales tienen sistemas de detección de seísmos de los que los humanos carecen. 

El proceso de estudio de qué especies son las más apropiadas para ello y cómo podrían ser utilizadas todavía tiene un largo recorrido, pero yo creo que el perro de S. algo extraño advirtió.