Blog | Por Sergio Tierno / Viajes, geografía, deportes y curiosidades

Cap. 289. 9/11-5-2022. Los Alpes de Albania, una maravilla ahora más accesible

Leeréis en algunos lugares que uno de los grandes atractivos de Albania son sus montañas, sus altas y empinadísimas montañas, sobre todo las que separan los valles de Theth y Valbona, en la frontera con Montenegro y no lejos de la frontera con Kosovo. Leeréis que esos lugares son una maravilla, y llevan razón.

Es posible que en esos mismos lugares de internet leáis que, para acceder a estos valles, y más concretamente para acceder al impresionante Valle de Theth, es necesario alquilar un coche 4x4 o contratar en alguna de las ciudades cercanas una excursión con este tipo de coches todoterreno para llegar hasta allí. Si leéis eso, es porque son narraciones escritas antes del otoño de 2021.

Como ha pasado con miles de lugares en el mundo con alta potencialidad turística, el Valle de Theth ha pasado de ser un lugar muy inaccesible (incluso de entrada prohibida en los no tan lejanos tiempos del comunismo) a ser un pueblo al que puede llegar cualquier coche con un poco de tranquilidad desde que en septiembre del año pasado terminó de asfaltarse la carretera. Hasta entonces, para llegar hasta aquí era necesario hacer los últimos 15 kilómetros en un todoterreno y con mucha paciencia.

El acceso en invierno decían que era imposible, no sé si a partir de ahora las quitanieves trabajarán para que también el turismo llegue hasta Theth en los meses más fríos del año. Aunque el pueblo no está a gran altura, a unos 800 metros, para llegar hasta él es necesario pasar un puerto a casi 1.800 metros de altitud, a cuyas orillas todavía nos hemos encontrado mucha nieve.

Lunes 9 de mayo

Este lunes 9 de mayo salimos de Soria hacia el aeropuerto de Barajas, desde donde salía nuestro vuelo de Wizzair hacia Tirana a las 21.30. Ahora hay vuelos directos Madrid-Tirana los lunes y los viernes con esta compañía húngara. El vuelo se retrasó hasta casi las 22.30. Además, en Tirana cogimos nuestro coche de alquiler, lo que nos llevó otro rato, así que no llegamos hasta el hotel a las 3.00 de la mañana. Aparcamos como pudimos en una zona azul exenta de parquímetros y el SMS que enviamos para pagar no llegó a ningún destinatario, así que temíamos enfrentarnos a un problema en la mañana del martes. Por suerte, el propietario de un kebab aún abierto nos dijo que la multa era de ocho euros. El viaje lo formamos Adrián, José Mari, Nacho, Óscar y Sergio.

Martes 10 de mayo

Antes de desayunar, nos acercamos al coche. Con tan buena suerte, vemos a la Policía, a la que convencemos de que nos ha sido imposible pagar pero que nos vamos a marchar pronto, justo después del desayuno, así que nos ahorramos los presuntos ocho euros de la multa y los trámites para pagarla. Desayunamos, dejamos el hotel y compramos una tarjeta para tener internet en nuestra estancia en Albania.

Alrededor de las 11.00 salimos hacia el norte, hacia la ciudad de Shkoder, a la que no entramos. Giramos hacia el Este, hacia las altas montañas que vamos viendo todo el rato a nuestra derecha. Los últimos kilómetros, como he dicho, ya están asfaltados, pero en la mayoría de las curvas el límite de velocidad es de 20 kilómetros por hora, así que viajamos tranquilos.

Después de dos paradas para estirar las piernas, llegamos a Theth pasadas las 15.00 horas. No es temporada alta, pero no es difícil encontrar un restaurante para comer, y tampoco es difícil encontrar alojamientos para dormir. Y tiene pinta de que dentro de unos años, pocos, habrá muchos más: por la carretera, por la apertura de Albania, por los vuelos directos, porque la gente cada vez viaja más… Y, sobre todo, porque el sitio es espectacular.

Gestionamos el albergue para dos noches y, una vez aposentados, un grupo se va a pasear y otro a correr por los alrededores. Vayas por donde vayas, los paisajes impresionan. Nosotros, en unos minutos de carrera, nos adentramos en uno de los caminos que van hacia el Valle de Valbona, antes de emprender pronto el regreso. La cena, entre las 19.30 y las 20.00, horario de montaña y horario de un lugar en el que anochece y amanece pronto porque es la misma hora que en España siendo mucho más oriental.

Miércoles 11

No ponemos el despertador porque hoy había que dormir bien, algo que hemos conseguido. Desayunamos a las ocho y vamos al supermercado a comprar frutos secos, galletas, sandwichs, agua… Hace un calor interesante y así va a estar todo el día. Al final, hemos decidido ir hasta el Ojo Azul, el Blue Eye, seguramente la excursión más habitual en esta zona, en vez de subir a alguna de las decenas de montañas que nos rodean y que no nos cansamos de mirar. Queda nieve arriba. Ayer, en la cena, nos dijo uno de los guías de montaña que en la ruta hacia Valbona un joven alemán falleció al salirse del camino y caer al vacío, y que su compañero de viaje también está herido. Buscamos la noticia en la prensa albanesa y la encontramos…, lo que nos animó a elegir la excursión de hoy.

Esta excursión, desde Theth, es sencilla, muy sencilla: seguir una pista de unos siete kilómetros hasta Nderlysaj y, desde ahí, seguir una senda también sin complicaciones de algo más de media hora. La pista discurre todo el rato paralela al río Shala, un río de aguas increíblemente cristalinas, que de vez en cuando se acelera en bonitos rápidos y al que caen numerosas cascadas desde las montañas que vamos dejando a la izquierda.

En Nderlysaj empieza el tramo más bonito hacia el Ojo Azul, la estrecha senda, paralela a uno de los afluentes del Shala. El Ojo Azul es una bonita poza a la que cae una cascada abundante de agua. Junto a esta poza, al otro lado de donde estamos, hay un bar y una terraza, pero hay que esperar a la temporada alta para disfrutarla abierta, supongo.

El Ojo Azul en sí no nos ha parecido idóneo para bañarnos, así que hemos desandado un par de centenares de metros, hasta un puente que cruza este arroyo. Ahí ya sí, ligeros de ropa, nos hemos lanzado al agua. Pensad en el agua más fría en la que os hayáis bañado y restadle cuatro o cinco grados. Eso es lo que nos hemos encontrado. Increíble. Solo con meter los pies en el agua se quedaban rojos varios minutos, así que no todos hemos sido capaces de sumergirnos completos.

Unos valencianos con los que nos hemos encontrado nos han hecho unas fotos, y hemos vuelto hasta Nderlysaj. En un bar hemos disfrutado de una larga sentada a la sombra esperando que nos volvieran las ganas de desandar el tramo de pista. Aunque no nos han vuelto, al cabo de ese gran rato nos hemos levantado para andar de nuevo hasta nuestro hotel.

Al final, esta última parte se nos ha hecho hasta corta. A las 16.00 estábamos en Theth, de nuevo haciendo tiempo hasta la hora de la cena, típica cena de rancho, la misma para todos los alojados como es norma en los refugios y albergues montañeros.

En la cena estamos valorando nuestros planes y nuestro destino de mañana, una vez que hemos decidido abandonar mañana este Valle de Theth, verdaderamente impresionante y, lo dicho, ahora mucho más accesible, igual que toda Albania.