Blog | Por Sergio Tierno / Viajes, geografía, deportes y curiosidades

Cap. 217. 2-8-2019. La Ruta del Cares, 25 años después

Por tercera vez, y 25 años después de la segunda, esta mañana hemos hecho la Ruta del Cares, probablemente la ruta senderista más famosa de España por subelleza y por su historia. Un paseo de 12 kilómetros entre Poncebos (Asturias) y Caín (León) evita una vuelta en coche de más de 100 kilómetros y de más de dos horas.

Las tres veces que he hecho la Ruta del Cares han sido en agosto, el mes que siempre recomiendan evitar por las grandes aglomeraciones de personas que se esperan.

Pero nos ha cuadrado venir en agosto y aunque es verdad que no pasan dos minutos sin cruzarse con alguien, es mejor venir que quedarse con las ganas. Además, para los cuatro compañeros (Carlos, Evaristo, Mari, Sergio) era su primera vez en la llamada Garganta Divina, y en ningún momento hemos tenido sensación de agobio.

Después de despertarnos en Puertas y de cumplimentar unas gestiones inesperadas en Arenas de Cabrales que nos han entretenido contra nuestra voluntad, y después de desayunar con Cristina y Luis Ángel, nos han acercado en su coche hasta Poncebos para iniciar la Ruta. Había cientos de coches.

Al final, hemos conseguido empezar a andar a las 10.30. Ya habían desaparecido todas las nubes de las primeras horas del día y el sol nos ha acompañado en las dos horas y 40 minutos de caminata. El calor ha sido aguantable.

Empezar la ruta en Poncebos implica salvar casi todo el desnivel de la Ruta del Cares, unos 400 metros, al principio. Finalizada esta larga subida, empieza una breve bajada y, cuando termina, se puede decir que todo lo demás es llano.

Más o menos en ese momento es cuando hemos visto la señal de "Caín 6,2 kilómetros", así que podíamos calcular lo que nos quedaba.

Todo este gran tramo llano es un espectacular sendero de metro y medio de anchura. A la izquierda, muy abajo, el Cares. A la derecha, muy arriba, verticales paredes o laderas de cientos de metros. Ya cerca de Caín es posible subir por ellas a través de la Canal de Trea.

Junto a la senda, en numerosos puntos nos cruzamos con la canal hecha por el hombre y por la que todavía discurren artificialmente parte de las aguas del Cares en su camino de descenso hacia el Cantábrico.

La senda también pasa bastantes túneles, pasadizos en semibóveda y cruza un total de cuatro puentes ya cerca del final, así que hemos llegado a Caín dejando el río de nuevo a la izquierda. Este tramo final es el más estrecho de toda la Ruta y el que pasa por los túneles más largos, hasta el punto de que en algunos lugares casi se hace de noche.

Ahora estamos en uno de los muchos restaurantes de Caín, relajando los pies en el río y escribiendo. Después de comer toca deshacer lo andado, así que tranquilidad y diligencia contra la pereza.

(Ya de vuelta en Arenas, tras completar 27 kilómetros a pie en total y el tramo desde Poncebos en taxi. Muy bien, gran día, pero a ver si consigo que la cuarta vez en el Cares sea un día de entre semana y fuera de los meses de verano).