Blog | Por Sergio Tierno / Viajes, geografía, deportes y curiosidades

Cap. 167. 29-4-2018. Galicia, mar, montaña y... (2)

Turismo por la Costa de la Muerte

Esta mañana nos hemos levantado un poco antes de lo aconsejable en el bonito apartamento que nos aloja en Corcubión, en la provincia de La Coruña. Queríamos aprovechar para conocer un poco esta zona de la provincia gallega. Hemos desayunado en un bar en el mismo Corcubión, mientras jarreaba al otro lado de las ventanas, con lo que nos temíamos que iba a ser un día de mucha furgoneta y poco paseo. Al final, aunque algo nos hemos mojado, hemos podido hacer casi todo lo que queríamos.

La mañana ha sido hacia el sur de nuestro alojamiento. A escasos kilómetros de Corcubión se encuentra Ézaro, en el municipio de Dumbría. Allí hay dos lugares que merecen una visita, situados prácticamente juntos: el Mirador y la Cascada.

Pedra de Abalar

El Mirador se ha hecho más famoso de lo que era en los últimos años, sobre todo desde que la Vuelta a España lo ha incluido en su recorrido. Son algo menos de dos kilómetros, con una media de aproximadamente el 15% y pequeños tramos de hasta el 30%, de hormigón. No tiene que ser fácil subirlo en bicicleta. El acceso está prohibido a autobuses y vehículos pesados. 

La Cascada es la que forma el río Xallas casi justo en el mismo momento de su desembocadura. La cascada como tal, de unos 40 metros, ya impresiona de por sí, sobre todo en días como hoy de tanta humedad y con numerosos hilillos de agua cayendo por las piedras. El hecho de que la cascada aterrice casi en el mar aumenta su atractivo. Esta mañana, allí mismo, había una competición de pesca en kayak, algunos de cuyos participantes se hospedan en nuestros mismos apartamentos.

De Ézaro, sin alejarnos demasiado, nos hemos bajado hasta los hórreos de Lira y Carnota. Están considerados los dos más largos de Galicia, aunque en el enlace anexo dicho privilegio se lo conceden, por un metro, a uno situado en Boiro, en esta misma provincia de La Coruña. Los hórreos de Santa Comba de Carnota y Santa María de Lira se construyeron a finales del siglo XVII y comienzos del XIX. El primero es más antiguo, tiene 22 pies y 34 metros. A escasos kilómetros se edificó el de Lira, también de 22 pies pero con 36 metros. El único objeto de esos dos metros era probablemente 'ganar' a los vecinos de Carnota.

Mujeres en Finisterre

Desde allí hemos comenzado el regreso a uno de los lugares de la península ibérica en los que más fácil es sentir el influjo de la tierra: Finisterre. Durante muchos siglos, ese punto fue considerado el final de la tierra conocida (eso es lo que significa) a pesar de que ni siquiera es el punto más occidental de la península, que se encuentra en el cercano cabo Touriñán. Pero da igual. La manera que tiene el mar de encontrarse con la tierra en este punto hace comprensible que el descubrimiento de Cristóbal Colón apenas la restara trascendencia.

Además, desde que hace varios siglos miles de peregrinos compostelanos decidieron alargar su caminata hasta aquí, Finisterre es un lugar todavía más importante, lo que se puede apreciar en las caras y las lágrimas de las personas que dan sus últimos pasos después de decenas o centenas de kilómetros. Hemos visto una pegatina de la Cayetana de Soria y con un simple wasap hemos descubierto a quien la puso.

Nos hemos organizado de este modo porque, según nos aconsejaron ayer en el Asador Criollo de Corcubión, uno de los mejores sitios para comer marisco en la zona es Los Tres Golpes de Finisterre, ya en el pueblo en sí, no en el cabo. Ha sido el homenaje que nos queríamos dar en estos días, y ha merecido la pena.

Nuestra siguiente parada, siempre sin hacer grandes distancias, ha sido en otro lugar de visita casi obligada en la Costa de la Muerte: Muxía. El día no era bueno pero tampoco será de los peores del año. Aun así, impresionaba la bravura con la que llegaba al mar. Ojalá hubiera sido uno de los peores días del año... Tenía muchas ganas de conocer Muxía para conocer la Pedra de Abalar, que está siendo restaurada y, poco a poco, musealizada, por el arqueólogo soriano Miguel Ángel López Marcos.

Muxía

De Muxía, ya relativamente tarde, hemos salido hacia Vimianzo para conocer su castillo y, si fuera posible, el trabajo de encaje de bolillos que se realiza en su interior. Pero estaba cerrado desde las 18.30 y hemos llegado cerca de las 20.00, así que nos hemos quedado con las ganas. A partir de la época de verano sí cierra a las 20.30.

De Vimianzo, después de un intenso día de furgoneta y visitas, hemos vuelto a casa. Algunos han optado por tener un breve contacto con las aguas del Océano Atlántico, que en la ría de Corcubión descansa bastante amansado. Ya es tarde, así que poco más: un paseo por el pueblo, un poco de hogar y un poco de planificación de lo que haremos mañana. No cuento todavía nada porque ya lo contaré.