Blog | Por Sergio Tierno / Viajes, geografía, deportes y curiosidades

Cap. 165. 15-3-2018. Irán (y 10)

Jornada de despedida en Teherán: el Bazar y el puente Tabiat

Ya está todo o casi todo hecho de este gran viaje. Como expliqué ayer, finalmente decidimos pasar las últimas 24 horas de nuestros diez días en Irán en su capital, en Teherán, y ha merecido la pena.

Después de diez días de ajetreo, hoy nos apetecía algo tranquilo pero viendo algo, sin pasar todo el día en nuestro hostal. Ya dije ayer que es el Heritage, al lado del metro de Baharestan. Apenas lleva abierto dos meses y sigue en obras de ampliación. Se lo vuelvo a recomendar a quien lea esto y visite Teherán.

De hecho, también recomiendo visitar Teherán como tanta gente hizo con nosotros. Es una locura de ciudad... lo esperable de una megápolis de 12 o 15 millones de habitantes, un sitio en el que ni me plantearía vivir pero que merece la pena sentir por unos días.

Vamos por orden. Esta mañana, sin madrugar en exceso, hemos hecho la última trotada del viaje. Aunque no está al lado del hotel, nos gustó mucho el parque de ayer, así que nos hemos desplazado hasta allí. A la vuelta, nos hemos detenido a cambiar los últimos euros del viaje. En las cuatro primeras oficinas de cambio nos han dicho que no tenían 'cash', dinero. En esta cuarta hemos insistido por necesidad, y hemos logrado cambiar a un ratio menor del que marcaban las pantallas exteriores. Si no, no habría sido posible.

De regreso al hotel, hemos hecho el 'check out' casi justo a las 12.00, mientras dejábamos las mochilas para disponernos a recorrer Teherán.

Solo hemos hecho tres visitas hoy, contando la comida.

La primera ha sido casi obligatoria: el Gran Bazar de Teherán, el más grande del mundo según algunas fuentes y el segundo más grande de Irán según otras, que ponen por delante al de Tabriz. Así son siempre estas clasificaciones.

El Gran Bazar

Da igual, el Gran Bazar teheraní es mastodóntico, con varios kilómetros de pasillos, algunos estrechísimos, repletos de centenares de tiendas. Quizás habremos visitado un diez por ciento o menos. Nos ha dado tiempo a darnos cuenta de que hay partes de arquitectura muy bonita y otras en las que lo único que se ve por encima de nuestras cabezas son colores grises y cables.

Como nos habían advertido, el Bazar, al que hemos ido andando, estaba atestado por miles de personas por una razón especial: la cercanía del Año Nuevo. Igual que en España, en estas fechas las compras se disparan como hemos podido comprobar esta mañana.

Nos hemos escapado cuando hemos podido no solo del Bazar, sino también de sus calles aledañas, donde el barullo también era máximo. De hecho, nos hemos dado un paseo hasta la Teheran Street Food, el mismo agradable lugar en el que comimos ayer. Como ya era hora de recuperar energías, allí mismo lo hemos hecho.

Rifirrafe de tráfico

Se estaba en la gloria en el parque, pero queríamos hacer una última visita en este nuestro viajazo iraní. Y la despedida ha estado a la altura. En la plaza de Jomeini hemos tomado el Metro hacia el norte de la ciudad. En las nueve paradas de trayecto hasta la estación de Shahid Haghani han pasado decenas de vendedores ofreciendo a los viajeros los productos más disparatados. Los dos vagones de los extremos son exclusivos para mujeres... y para esos vendedores ambulantes.

Hemos viajado hasta allí para visitar el puente Tabiat, el más largo de Teherán y, quizás, el más moderno, ya que acabo de leer que fue abierto en 2014. Une dos grandes parques, en uno de los cuales se encuentra el Museo de la Revolución Islámica, que no hemos visitado.

Imagino que, desde su misma apertura, el puente Tabiat, diseñado por la jovencísima Leila Araghian y ganador de numerosos premios, se ha convertido en una atracción turística y en un lugar de recreo para los habitantes de Teherán.

Desde sus miradores se tiene una visión privilegiada de la parte norte de la ciudad y de las inmensas montañas que la coronan, todavía con gran cantidad de nieve. El puente tiene dos niveles, y en el inferior hay también varios restaurantes y bares para tomar unos tés o unos zumos, como hemos hecho nosotros en este atardecer especial, el último nuestro en Irán.

Montañas desde el puente Tabiat

De regreso al Metro, como un regalo inesperado, se nos ha aparecido en la lejanía no tan lejana el Damavand, el gran cono volcánico, la más alta de las montañas iraníes con sus 5.610 metros.

Y ya estamos de nuevo en nuestro hostal, haciendo rato para cenar y para montarnos en un taxi que nos deje en el aeropuerto. Mañana viernes estaremos unos en Madrid, otros en Soria.

Despido por tanto con este capítulo el relato de este viaje que empezamos a planear en nuestras conversaciones hace varios años y que cerramos el pasado mes de agosto con la compra de los billetes.

Da alegría cuando los planes se cumplen y cuando salen tan bien y tan rodados.

Esperamos que hayáis disfrutado con estas crónicas lo mismo que hemos disfrutado nosotros generándolas. Muchas gracias de los tres por habernos seguido y ojalá tengamos que volver pronto a escribir algunas de las cosas que suceden por el mundo.