Blog | Por Sergio Tierno / Viajes, geografía, deportes y curiosidades

Cap. 163. 13-3-2018. Irán (8)

Montando una escuela nómada y control de pasaporte

Con las primeras luces del día iraní, poco después de las seis de la mañana, nos hemos levantado de nuestra tienda en la familia nómada de Mohamed. Nuestros anfitriones ya estaban trabajando con los animales, sacándolos del corral y separando cabras, ovejas y a las crías. Ayer nos acostamos poco después de las 21.00, así que no ha sido un gran madrugón.

Después de desayunar algo de pan, dulces y leche de cabra recién ordeñada y cocida, hemos reemprendido el regreso de camino al coche, por una ruta diferente a la de ayer, a través de un bonito cañón a pesar de que el río no lleva nada de agua desde hace años.

Devolviendo el burro que ayudó al traslado de la tienda

Al principio hacía fresco, pero pronto, pasadas las ocho, ha empezado a apretar de nuevo el calor. De nuevo hemos visto el coche de Mohamed alrededor de las 9.00, calculo. Allí estaba el doctor atendiendo a los familiares de nuestro guía, con el que hemos hecho justo entonces la última visita nómada del día: la escuela. Cinco niños ayudaban al maestro a reubicar la tienda de campaña, totalmente diáfana, que sirve de templo del aprendizaje en estas tierras. Hemos tenido la suerte de ver justo este momento, ya que hasta ayer mismo la tienda-escuela se encontraba en otro lugar.

A las 10.00 hemos salido de regreso a Shiraz. Estando yo totalmente dormido, oigo que se para nuestro coche y una voz desde la parte de atrás del coche: "Alto, la Guardia Civil". Efectivamente, nos ha parado la Policía de uno de estos asentamientos nómadas que hay junto a la carretera. Nos han llevado al puesto policial con el mero objeto de controlar nuestros pasaportes para ver que estábamos legalmente en Irán, como así era.

Por ausencia de internet, el proceso ha durado alrededor de media hora. Doble lección de esta parada. 1.- Como se recomienda repetidamente en este tipo de viajes, hay que moverse siempre con el pasaporte encima para evitar contratiempos mayores. 2.- Si tienes idea de viajar por tierra a Irán, como una cántabra que conocimos antes de ayer en el hostal, conviene no pasarse del tiempo estipulado en el visado.

Templo de Hafez

Las dos siguientes paradas del viaje han sido mucho más agradables. Primero, para comer pollo con tomate en un restaurante en un pequeño pueblo junto a las montañas. Segundo, para degustar tres helados de chocolate poco antes de llegar a Shiraz. Buenísimos. Al igual que en la ruta a pie, la ruta en coche también ha sido completamente distinta ayer y hoy.

Llegados de nuevo a Shiraz, hemos venido al hotel y Mohamed, como último servicio antes de la despedida, nos ha acercado hasta la tumba del poeta Hafez, un lugar de peregrinación para los seguidores de este histórico poeta persa del siglo VIII. Si la calidad de su poesía es acorde con el mausoleo que acoge sus restos, convendrá empezar en breve a leer sus versos.

La fiesta del fuego

Un taxi nos ha acercado al centro antes de darnos un breve paseo al hotel. Por el camino, como ya sabíamos que iba a pasar, hemos escuchado petardos y visto pequeños fuegos de artificio. Lo explico en el Bazar.

Ya hemos reservado la excursión de mañana, último día nuestro en Shiraz. Ahora, nos disponemos a cenar en casa mientras terminamos de ducharnos después de dos días en las apartadas tierras de Irán.