Blog | Por Sergio Tierno / Viajes, geografía, deportes y curiosidades

Cap. 157. 7-3-2018. Irán (2)

Ruta vespertina por el desierto

Hoy ya hemos vivido nuestro primer día 'normal' en Irán, después del aterrizaje de ayer y el asentamiento en nuestro primer destino, Kashan, que sigue siendo el de hoy.

A pesar de la importante siesta matutina que nos permitimos ayer, y a pesar de que nos retiramos a nuestros aposentos bastante temprano, hoy se nos han hecho algo más de las 8.30 para levantarnos. Esa era la hora que nos habíamos puesto como tope, aunque hoy no teníamos ninguna necesidad de madrugar.

Hemos desayunado en el mismo hotel y, después de reposar un poco los alimentos, nos hemos lanzado a nuestra primera trotada iraní, 40 minutos por las calles de Kashan. En el Bazar lo cuento con algo más de detalle.

A la vuelta al hotel, primera y merecida ducha del viaje. Y pronto, alrededor de las 12.30, a comer. ¿Por qué tan pronto? Primero, porque ya nos vamos haciendo a los horarios de aquí. Y segundo y principal, porque a las 13.30 habíamos quedado con una de las varias empresas que nos abordaron ayer para hacer una excursión por el desierto.

En general, las excursiones en taxi son muy baratas, y más siendo tres personas. Aun así, no está de mal hacer dos cosas: 1.- Comparar. 2.- Regatear. Esto último, por la categoría de arte que tiene, cada uno que lo haga hasta que pueda.

En fin, voy a contar resumidamente la excursión de esta tarde que tendréis cosas que hacer. En las más de seis horas que ha durado la excursión hemos hecho varias paradas. Las voy enumerando.

Ciudad bajo tierra

  1. Underground City. Es decir, ciudad bajo tierra. Es por lo único que hemos tenido que pagar, la salvajada de 200.000 riales (no llega a cuatro euros, otro día hablaré en el Bazar sobre la moneda). Esta ciudad bajo tierra, llama Ouyi, está junto a Nushabad, a diez kilómetros de Kashan. He leído varias dataciones tanto de su construcción (hace 1.800 o 1.500 años) como de su abandono (siglo XIII). La ciudad realmente impresiona, más que por los restos, por su existencia: una ciudad construida enteramente bajo tierra para huir tanto de los enemigo como del clima extremo del desierto. También debía ser inmune a los terremotos, nos ha dicho nuestro guía. Habitaciones, cocina, cuartos de baño, recolección de agua y oxígeno, salidas a tierra firme... Todo eso se puede ver en la visita a esta ciudad descubierta hace apenas dos décadas.
  2. Castillo de Nushabad. Hemos hecho una parada de unos segundos para fotografiar esta fortificación bastante bien conservada para ser de adobe.
  3. Mezquita de Nushabad. Veremos varias estos días. Hoy algo grande sucedía, porque en la sala principal había numerosas sillas formando un semicírculo frente a un atril y, cuando hemos salido, hemos visto al menos cuatro autobuses de los que bajaban numerosas mujeres.
  4. A partir de ahí, nos hemos adentrado en el desierto de Maranjab. De camino, hemos visto algunos dromedarios en apariencia salvajes. No nos hemos acercado a comprobar si eran huidizos. La siguiente parada programada era al Salt Lake, el Lago Salado. Martin, nuestro guía, nos ha dicho que es mejor verlo en verano, cuando toda el agua está evaporada y el terreno es una inmensa explanada de sal. Ahora, las lluvias del invierno han dejado algo de agua en buena parte del lago, pero en una de sus orillas sí hemos podido dar un paseo y comprobar que todo eso blanco era, efectivamente sal.

    Caravanserai

  5. Caravanserai. Otro lugar que impresiona más por su historia que por su arquitectura, y eso que es bien bonito. Lo he cronometrado. Está a ocho minutos del Lago Salado, así que no tiene sentido no acercarse a verlo. Los caravanserais persas son las posadas o casas de postas españolas: el lugar en el que los viajeros podían pararse a pernoctar mientras sus animales, camellos en este caso, eran también alimentados o curados. Su existencia fue fundamental para entender el comercio en el mundo durante varios siglos, especialmente en la mítica Ruta de la Seda.

    En las dunas

  6. Dunas. De regreso, ya cerca del anochecer, hemos parado en las mejores dunas que hemos visto. Hemos hecho lo habitual en las dunas, subirlas resoplando y bajarlas a lo loco.
  7. La última parada del día ha sido en una especie de caravanserai moderno, donde ya hemos cenado un pollo buenísimo. Era posible dar paseos en dromedario, pero lo dejaremos para otra vez.

A las ocho de la tarde o un poco más ya estábamos de nuevo en Kashan, en nuestro hotel, descansando en las últimas horas del día.