Blog | Por Sergio Tierno / Viajes, geografía, deportes y curiosidades

Cap. 148. 8-12-2017. Eslovaquia y Austria (1)

Un día consagrado a la gastronomía eslovaca

Las mismas personas que viajamos el año pasado a Egipto (Alfonso, Rebeca, Sergio, Vanessa y yo) nos hemos venido a pasar el puente de diciembre a Eslovaquia, con la intención de hacer algún día una escapada a la vecina Austria. De hecho, estamos en la capital eslovaca, en Bratislava, al lado de la frontera. Eso será en el futuro.

El día de hoy, como aparece en el título, lo hemos consagrado fundamentalmente a la gastronomía eslovaca en toda su amplitud. El viaje ha estado condicionado por dos factores: casi no dormimos anoche (lo que pudimos en el aeropuerto de Madrid Barajas y en el avión) y cuando hemos llegado en el coche de alquiler a nuestro hostal de Bratislava la habitación aún no estaba preparada.

Pronto a comer

Por ello, le hemos hecho caso a la chica de recepción y hemos ido al Slovak Pub, donde nos ha dicho que se servía comida típica de aquí. Estaba muy cerca, y hemos entrado casi a las 12.00 del mediodía. Aunque es pronto para los parámetros españoles, ya teníamos hambre después de tantas andanzas desde ayer, así que el proceso de adaptación ha sido rápido y a esa hora hemos comido, ya en abundancia.

Por lo poco que hemos visto hoy, el centro de Bratislava es abarcable en no muchas horas. Desde donde hemos comido nos hemos ido dando un paseo a esas calles más céntricas.

El panorama no podía ser más centroeuropeo: mercados de Navidad, niebla que nos ha recibido desde el aterrizaje, humedad, nieve acumulada en las esquinas, vino caliente, puestos de comida. En uno de estos mercados navideños hemos tomado un postre y uno de esos vinos que tanto recuerdan al perolo soriano y que tan bien entran con las temperaturas tan bajas.

Patinando en otro de los mercados Patinando en otro de los mercados

En la oficina de turismo nos han dado algunas breves pautas de lo que podíamos visitar, aunque al final le hemos hecho más caso a la chica del hotel.

Después de pasar por otro de los mercados navideños, nos hemos acercado a ver el gran río de Europa, el Danubio, que también baña la capital eslovaca entre otras tantas de nuestro continente, desde sus fuentes en la Selva Negra alemana hasta su desembocadura en el Mar Negro rumano. Grandes barcos permanecían hoy amarrados, supongo que a la espera de mejores días para zarpar repletos de turistas.

Catedral y, casi, el Castillo

La siguiente parada ha sido la Catedral, consagrada a San Martín, de quien hay una enorme escultura cediéndole su capa a un mendigo. En uno de los laterales, el suelo es de cristal transparente. ¿Por qué? Para permitir la visión de un cementerio del siglo XI sobre el que se edificó este templo. Aún pueden verse algunas calaveras, no sé si tan antiguas como el cementerio.

Iba acercándose la noche y nos dirigíamos al Castillo, otra de las paradas obligatorias de Bratislava. Antes, hemos hecho una parada en otro bar que nos han recomendado, La Senk, con unas cervezas tan baratas como en el resto de la ciudad por lo que estamos viendo (menos de dos euros el medio litro). Hemos estado un rato tranquilos y, al salir, llovía medio fuerte y había anochecido. El castillo podía esperar.

El gran restaurante

De regreso al hostal, ya muy cerca, en una pequeña puerta de un gran edificio hemos leído: 'Uno de los restaurantes más grandes de Europa'. Ante tal demostración de honestidad, hemos entrada al llamado Flag Ship. Efectivamente, es inmenso. Parece un viejo teatro entrado en desuso y reutilizado para la hostelería. Son tres pisos, sobre todo el primero de ellos de gran superficie.

El tamaño de los platos no desmerece al del restaurante. Después de tantas horas de andanzas (salimos de Soria ayer a las 17.00, recogimos a Vanessa en Barajas a las 20.00, cenamos en el centro de Madrid y volvimos a Barajas pasada la medianoche), nos hemos sorprendido cenando a las 18.00 horas: morcillas, butifarras, chorizos, sopas de ajo, quesos de todo tipo, sopas con carne...

Era pronto, así que hemos hecho una breve parada en un centro comercial para husmear. A las 20.00 ya estábamos en nuestro hostal para conocer nuestra habitación, adecentarnos y, en breve, marcharnos a nuestros aposentos.