Blog | Por Sergio Tierno / Viajes, geografía, deportes y curiosidades

Cap. 144. 14-9-2017. Un breve y extraño viaje por España (1)

Puig Major (2) – Reto de las 45 cimas (0)

Por segunda vez, regreso de Mallorca sin haber ascendido a la cima del Puig Major, con lo que no puedo tacharla dentro del reto que estoy siguiendo de subir a la cumbre más alta de cada provincia, y para el que solo me quedan diez.

Cuando estuve en mayo (ver), me comentaron la posibilidad de conseguir un permiso del Escuadrón de Vigilancia Aérea del Ejército del Aire con tiempo, a través de militares. Pero la situación actual hace que este Escuadrón no conceda todavía permisos.

La otra posibilidad, la que he seguido hoy, es subir por detrás, por la cara norte, que cae como un puñal hacia el mar. Originalmente, quería subir mañana viernes, pero dan lluvias a casi el cien por cien y no es un lugar para ser visitado cuando se encuentra resbaladizo. Hoy, sin embargo, el día estaba despejado y demasiado caluroso.

Entre el aterrizaje, el coche de alquiler, una visita rápida al Coll de Sóller y otra al propio Sóller para comprar comida, he empezado a andar alrededor de las 14.30. El lugar idóneo para hacerlo es el lugar llamado Funicular, en la carretera que va a Sa Calobra, poco antes de coronar el Coll dels Reis. Me lo he pasado y he parado en el propio Coll, unos pocos metros más adelante.

Una cabra allí arriba Una cabra allí arriba

He seguido una ruta que hay en wikiloc, con cuyo autor incluso hablé. Me dijo que no era muy complicada, y que el único paso que tiene algo de interés dispone de una cuerda o un cable para pasarlo.

El principio incluso me ha sorprendido. Se trata de una senda bastante buena. “Como sea así todo el rato”, menudo paseo, he pensado. Ha sido un espejismo total. Al cuarto de hora aproximadamente hay que dejar esa senda (hay otra ruta al Puig Major que sí la sigue) y girar bruscamente a la izquierda, para coger una canal con un desnivel que me cuesta calcular, pero muy alto. De vez en cuando hay hitos.

Además de ese gran desnivel, el terreno es malísimo. Al principio hay muchos juncos, mucho ramaje, incómodo. Después, piedras, grandes y pequeñas, sueltas en un porcentaje aproximado del 95%. La subida es regular, pero yo ya estaba pensando en la bajada.

Aun así, he hecho esa canal entera. No es que sea muy complicada ni que haya ningún lugar en el que digas “si me caigo me mato”, pero sí es fácil ir al suelo en cualquier descuido y hacerse daño. Además, recuerdo las palabras del personal del Escuadrón tanto en mayo como ahora, durante la gestión del permiso: “Por atrás con frecuencia tienen que llamar para rescatar a la gente”. Y a mí, de momento, me gusta más dar noticias que protagonizarlas.

La cresta que desestimé La cresta que desestimé

Terminada esa canal, se llega a un collado. Es relativamente llano, pero la hierba también es muy alta y no se anda bien. Pronto se deja a la izquierda la cresta que, en teoría, hay que seguir, pero todavía se anda bien por abajo. Desde el collado, aunque no se ve la gran bola del Puig Major, sí se divisa una gran mole a la que hay que dirigirse.

Miro la hora. Son las tres y media. Con el GPS, veo que la ganancia de altitud no se corresponde con lo que acorto en línea recta. Ahora entiendo por qué los tracks que he encontrado en wikiloc son de tantas horas a pesar de haber tan poca distancia.

La mallorquina Sierra de Tramontana es impresionante. Del Puig Major (1.445 metros) al mar hay poco más de tres kilómetros según calculo.

En ese mismo collado, antes de adentrarme en la cresta, decido regresar. En Mallorca anochece bastante antes que en Soria, y los cresteos nunca son rápidos. Quizás si hubiera salido de mañana, si no hubiera hecho tanto calor, si hubiera ido acompañado… Esas cosas las he pensado después. En ese momento he pensado en hacer la bajada lo mejor posible, despacio, y así ha sido, para llegar al coche pasadas las cuatro y media.

Desventajas de la decisión tomada:

-Aguantar los cacareos de los amigos

-Tener que regresar

Ventajas de la decisión tomada:

-Una de ellas, y que ha tenido también su peso, es que me ha dado tiempo a visitar Sa Calobra. Si no lo hubiera hecho hoy, creo que mañana me hubiera dado pereza regresar a esa zona, ya que estoy alojado en Port Sóller, en un refugio de montaña al lado del mar, el Muleta, donde he cenado un tumbet espectacular. Ahora escribo una entrada sobre las maravillas de Sa Calobra en este enlace.

-Aunque hubiera seguido hasta el final, no sé cuánto de cerca me habría quedado del vértice geodésico y no sé, pues, si me habría concedido la cima.

-Tener que regresar. Si  el tema del permiso sigue como en la actualidad, tengo una tercera baza. Si sale bien, os la cuento en unos meses.