Blog | Por Sergio Tierno / Viajes, geografía, deportes y curiosidades

Cap. 114. 12-2-2017. Cáceres, montaña y ciudad (y 2)

Paseo turístico bajo la lluvia

Repuestos ya en nuestros respectivos alojamientos del intenso día de ayer (ver), esta mañana hemos quedado a las 9.30 para desayunar en la Tetería (el bar del hotel La Boheme de mis amigos Santi y Rosa). Santi está preparando unas miniguías turísticas de Cáceres, para hacer una visita a la ciudad en unas dos o tres horas.

Hemos sido los probadores de la misma, para ver una docena de los principales monumentos de esta ciudad que fue declarada Patrimonio de la Humanidad hace más de 30 años. Como ya dije una vez en este blog, lo mejor que le puede pasar a una persona es visitar Cáceres sin tener absolutamente ni idea de lo que se va a encontrar, aunque hoy en día esas cosas son difíciles con tanta información.

Hemos visitado los 12 puntos del prototipo de miniguía (el 1, la plaza Mayor con su torre de Bujaco; el 12, la Judería) bajo una lluvia a ratos contundente. Ello quizás reduzca el disfrute de las impresionantes bellezas de esta ciudad tan turística y con tanta historia.

El Aljibe bajo el Palacio de las Veletas El Aljibe bajo el Palacio de las Veletas

Hemos entrado a varios de los monumentos o museos: el Palacio de Carvajal, la iglesia de San Francisco Javier (con una bonita vista de Cáceres desde sus torres y con un aljibe del siglo XVIII abierto al público hace apenas dos años) o el Museo de Cáceres, en el Palacio de las Veletas, mientras íbamos leyendo las historias para un mejor conocimiento… hasta que aguante.

Lo mejor cuando se recibe bastante información de una localidad nueva es hacer esfuerzos por intentar olvidarlo casi todo y focalizar la memoria en uno o dos lugares para intentar no olvidarlos nunca. Eso hice yo en su día con el aljibe del Palacio de las Veletas, que hoy he tenido la suerte de conocer. Es un lugar muy especial por su belleza, por su significado para la historia de la ciudad (se construyó en el siglo XI) y por los esfuerzos por conservarlo y darlo a conocer a todo el público.

La grandeza monumental de Cáceres, difícilmente igualable, ya la había disfrutado en mis anteriores visitas, pero no había visitado este aljibe del que sí conocía su existencia desde hace algún tiempo.

Tras la visita de los 12 puntos, hemos regresado al hotel para despedirnos de Rosa y Santi. Ya casi era hora de comer, pero hemos preferido acercarnos un poco a casa: parada en Trujillo a rendir visita a un restaurante de carretera y, por fin, alrededor de las 20.00 horas, de nuevo en nuestra ciudad de Soria 52 horas después de haberla abandonado.