Blog | Por Sergio Tierno / Viajes, geografía, deportes y curiosidades

Cap. 105. 13-10-2016. Pirineo de Huesca (1)

Correr bajo la lluvia hasta la Cola de Caballo en Ordesa

Prefacio: Ayer miércoles, 12 de octubre, iniciamos nuestra ruta de unos pocos días por el Pirineo de Huesca, ruta que intentaré ir desgranando capítulo a capítulo. Nacho y yo salimos de Madrid hacia Zaragoza. Allí quedamos con Luis Ángel, que venía de Soria. No teníamos rumbo fijo. Finalmente, decidimos dormir en Jaca, la gran villa turística del Pirineo oscense. No hacía más que llover. Dormimos en un bonito hostal, en una casa antiquísima. No hay mucha gente por aquí estos días.

Hoy: A las 9.00 hemos desayunado en Jaca, todo natural, incluida algarroba en vez de chocolate. Como ayer ya era casi de noche cuando llegamos, hoy nos hemos dado un breve paseo por los dos principales monumentos de Jaca: su gran catedral románica, imponente en mitad de la localidad, y su ciudadela, pentagonal y edificada a comienzos de la Edad Moderna, cuando había más guerras entre Francia y España que ahora.

Después de la carrera hasta la Cola de Caballo Después de la carrera hasta la Cola de Caballo

Ya estaba todo resuelto en Jaca. Vuelta a la furgoneta, siempre bajo una lluvia más o menos espesa, y rumbo a nuestro siguiente objetivo: Ordesa, la crema de la crema, uno de los lugares más hermosos y más visitados del Pirineo, con infinidad de rutas posibles.

Yo estuve hace no tantos años, y hoy seguía lloviendo. El bar estaba abierto, con fuego en la chimenea. Allí he pasado alrededor de hora y media, el tiempo que han estado mis compañeros de fuga corriendo desde la pradera de Ordesa hasta la Cola de Caballo… y volver. Se han cambiado de ropa, hemos comido algo, y regreso a la furgoneta.

Torla, el último pueblo antes de Ordesa Torla, el último pueblo antes de Ordesa

Nuestra siguiente parada ha sido otro de los lugares clásicos de los Pirineos, de los que todo el mundo debe conocer antes de adentrarse en otros recovecos. Es decir, Aínsa. En verano y en numerosos fines del invierno, cientos de personas pasean por sus cuidadísimas calles empedradas. Siempre aparece entre los pueblos más bonitos de España. Es más fácil percibirlo en días como hoy, con algo de lluvia y sin multitudes.

La tercera y última parte de nuestro viaje de hoy nos ha depositado en Benasque, en cuyo gran valle tenemos planeado pasar las próximas jornadas. Dormimos en la Escuela de Montaña, aprovechando que está casi vacía por ser un jueves de octubre. Haciendo tiempo hasta la hora de la cena, hemos aprovechado las instalaciones del albergue, un rocódromo, el gimnasio, la zona de secado de ropa…

Ahora nos hemos bajado al centro, ya es de noche. He estado varias veces en Benasque y, salvo la primera vez hace ya muchos años, creo que siempre ha sido en temporada más bien baja.