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El ahogado

eye-41001_1280El niño se paró frente al cuerpo tendido sobre los cantos del río. Pese al tono verdoso de su piel y la visible hinchazón, lo que le llamó la atención fueron aquellos enormes ojos abiertos a punto de salirse de sus cuencas. Una sensación hasta ahora desconocida recorrió su pequeño cuerpo y como había visto hacer en tantas ocasiones a la pescadera de manos regordetas, sirviéndose del extremo del palo que portaba para abrirse camino entre los matorrales, extrajo con la precisión de cirujano ambos globos oculares. Luego le abría de regresar ese mismo impulso irrefrenable cuando al prestar declaración ante la Guardia Civil por el hallazgo del cadáver, reparara en los ojos de huevo del sargento, todavía con el palo firme en la mano.