
Había perdido la cuenta de las horas que llevaba dándole vueltas a aquel problema. El flexo derramaba su luz sobre el folio salpicado de números y letras en incomprensible formación. ¿Qué era eso de despejar la incógnita? La equis siempre había sido el lugar en los mapas donde se hallaba enterrado el tesoro pirata. Pero ahora había que aislarla moviendo los números al otro lado del signo igual. Pero no es igual este lado que aquel. Eso lo sabe cualquiera. Allí todo es al revés: la suma es resta, la multiplicación, división… como en un espejo la derecha es la izquierda. Así que decidió situarse ante el tocador de mamá con la ecuación en la mano (ahora la zurda) con la esperanza de que aquel juego de opuestos le mostrara la solución.
¡Ay, que recuerdos! Lo mal que se me daban las matemáticas.
Nosotros por despejar la equis entendemos cavar en busca del cofre pirata.
Espero que haya funcionado.
Saludos,
J.
Me temo que los espejos mágicos entienden de resolver cual es la más bella del reino pero no ecuaciones matemáticas.