El mundo del vino se está poniendo muy complicado. La producción disminuye en España, pero no tanto como el consumo, especialmente entre la gente joven. La situación geográfica, las diferencias climáticas y la variedad de suelos hace de la Península Ibérica un lugar privilegiado para la producción de vinos de características muy distintas. Se cultiva viñedo en la totalidad de las 17 Comunidades Autónomas en las que se divide el país, si bien cerca de la mitad de la extensión total se encuentra en Castilla-La Mancha (465.358 has y el 48,8 % del viñedo plantado), la zona geográfica con mayor extensión del mundo dedicada a su cultivo, seguida de Extremadura (cerca de 82.331 has, 8,6 %), Valencia (68.392), Castilla y León (64.364 has), Cataluña, La Rioja, Aragón, Murcia y Andalucía. En todo caso, se trata de superficies de viñedo en España que siguen en descenso. Mientras tanto, el consumo interno de vino en España sigue ofreciendo unos datos preocupantes, situándose a día de hoy en una estimación por debajo de los 20 litros por persona y año, lo que supone estar a la cola de Europa. En cuanto a la estructura empresarial, el grado de concentración es relativamente elevado, estimándose que los cinco primeros grupos del sector acaparan una cuota conjunta de casi un 28% del mercado.La DOCa Rioja tiene registradas el mayor número de bodegas de vino de calidad (826), seguida de DO Cava (419), DO Ribera del Duero (286), DO La Mancha (256), DO Cataluña (203) y DO Penedés (187) y DO Rías Baixas (181). (Datos obtenidos del informe 'El vino en cifras', año 2012, de Wines from Spain del ICEX).
Con este panorama, sobresalir en el mundo del vino es cada vez más difícil, tanto en el mercado nacional como en el internacional. Muchas bodegas y denominaciones (especialmente las más pequeñas) tienen que agudizar el ingenio para dar salida a vinos con buena relación calidad-precio pero poco reconocidos. Echan mano de la imaginación en los nombres, del diseño en las etiquetas, del comercio exterior, de la asistencia constante a ferias, de la presencia en medios de comunicación a través de catas; elaborando vinos que puedan captar a los jóvenes, a las mujeres, destinados a acompañar comidas informales, a precios bajos pero con calidades aceptables.
En esta línea se mueve Vinos Divertidos, una bodega de Somontano con presencia en las DO Calatayud y La Mancha. Parte de sus vinos se 
presentaron el lunes en una nueva sesión de catas en el Casino Amistad Numancia, maridados con sushi y aperitivos de vegetales fritos. Los vinos, con escasa maduración, jóvenes, con aguja en algunos casos, se presentan con nombres tan impactantes como Cojón de gato, Teta de vaca, Ojo de liebre (denominaciones locales de tipos de uva como la tempranillo), Ola k ase o María de la O (con un abanico de cartón incluido con las claves de su lenguaje). Vinos divertidos, como reza la marca, agradables en boca, sin grandes pretensiones, para evitar el protocolo.
Otra marca con una línea de vinos jóvenes de bodegas poco conocidas son los que comercializa Petra Mora. Seleccionados con mimo, algunos de estos vinos de buena relación calidad-precio se esconden bajo sugerentes nombres de mujer.
¿Técnicas de márketing para copar mercado, iniciativas interesantes para distinguirse entre lo ya conocido, diseño frente a calidad? Al menos, hay movimiento, y mucho, en el mundo del vino.
