Blog | Periodista y cocinera

Bizcocheando

El pasado viernes me invitaron a formar parte del jurado de un concurso de bizcochos. Organizado por la Asociación de Vecinos del Calaverón, hubo que elegir entre seis creaciones muy diferentes, desde clásicas a más atrevidas. ¡Vaya tortura, tener que probar esponjosos y ricos bizcochos!! Así es la vida de las blogueras gastronómicas, amigos, una pena grande.

Bizcocho de manzana, de queso con dos texturas, de chocolate, clásico bizcocho de desayuno glaseado con azúcar... todos estaban muy buenos, tiernos y con puntos justos de dulzor, pero había que decantarse por dos y eso hicimos, después de puntuar textura, sabor y presentación de cada uno de ellos. El segundo premio fue para un bizcocho bien levado, regular, esponjoso y tierno con láminas de manzana, con una imagen irresistible. El primer premio se lo llevó Carmen Laorden con un clásico bizcocho de yogur sin aparentes secretos, pero con una textura increíble y un sabor intenso, dulce, con toque cítrico y el especial punto de las nueces. Le pregunté los ingredientes y el 'modus operandi' y he aquí el resultado:

1 yogur natural

La medida de 1 yogur de aceite de girasol

Dos medidas de yogur de azúcar blanquilla

Tres medidas de yogur de harina de panadería

5 huevos

La ralladura de 1 limón y medio

1 sobre de levadura Royal

Un puñado de nueces molidas

Los ingredientes son los clásicos de un bizcocho de yogur, así que algún truco tenía que guardar para que estuviera tan rico. Carmen nos comentó que la harina era de la panadería de Martialay (ya empezamos a descubrir secretos), las nueces eran caseras y recién cascadas y el orden de los ingredientes también pudo influir en el buen resultado. Primero se mezclan bien todos los ingredientes, salvo la harina, y la masa debe reposar un buen rato. Después se incorpora la harina cernida y de nuevo se deja reposar la masa. Carmen asegura que el bizcocho solo le sale bien si lo hace en un horno de butano que tiene en el pueblo, antiguo y sin aire, teoría que desmonta muchos mitos.

La teoría de un buen bizcocho habla de mezclar los ingredientes secos por un lado y los húmedos por otro, el uso de una harina floja, mejor el azúcar blanquilla para que suba bien y el impulsor en vez de la levadura. El de yogur contiene la medida idónea de lácteo, azúcar y grasa, en este caso de girasol o de aceite de oliva suave, para que no aporte un sabor demasiado intenso. Es muy importante un calor elevado y constante, y no abrir la puerta del horno hasta que el bizcocho esté terminado, en torno a los 40 minutos.

No hay nada comparable a un esponjoso bizcocho a la hora de desayunar, sin más rellenos ni coberturas que un poco de azúcar glass. Prepararlo no es dificil y siempre cunde, si se mantiene bien tapado para que no se reseque. Hay mil recetas, pero sin duda la aportada por Carmen es un valor seguro. En invierno y en verano ¿quién se resiste? Además, un concurso de bizcochos, ahora que hay tantas fiestas patronales, es una gran idea. Cualquiera puede participar y tras el concurso se puede preparar una gran merienda para todos.