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GRANDES SORIANOS APOYANDO AL TEATRO Y AL CINE

Han pasado ya unos días y, aunque estamos apasionadamente imbuidos en ver cortos en el Festival Internacional de Soria 2015, todavía tengo el buen regusto que nos dejaron las interpretaciones teatrales de La Bo-eme y de Gema Pascual en ese pequeño espacio que se montó a las puertas de la Dehesa llamado Cinema Plácido.

Cortos 2015

Saliendo de la pantalla es una acertada apuesta que el mastodóntico (ni un jubilao lo ve todo, escribía cuando conocí la Programación) Festival de Cortos de Soria ha promovido y ya ha consolidado en estos dos años. Gracias a sorianos como Nica, César, Inés, Carlos, BegoñaGemma Martínez y Gema Pascual y otros muchos (Antonio, Ana, Trini...) que aquí no cito y que espero que me perdonen podemos disfrutar de Microteatro en nuestra ciudad.

Saliendo pantalla 2014 Seccion-Saliendo-pantalla-200

El año pasado ya conocimos la obra de Pepe Bosch, El club de los 27, y escenas de pelis como Un tranvía llamado deseo, Irma la dulce y El conflicto de los hermanos Marx. He de reconocer que solo pude ver y después, en la desaparecida sede de La CacharreríaEl club de los 27, pero salí encantado de mirar actuar a La Bo-eme en las distancias cortas. Tengo una imperdonable cuenta pendiente (me voy a ver teatro a todos los rincones de España) y... no he visto todavía Somos rural. Así son mis contradicciones teatreras.

Club 27

La pasada semana en la casa Cinema Plácido pudimos deleitarnos con unas escenas cinematográficas de Atraco a las tres, de El Verdugo y de La rosa tatuada. El miércoles, Gemma Pascual hizo una pequeña representación sobre las Visiones de Teresa que me perdí, porque ya tenía, ese día, entrada para ver un espectáculo de danza portugués en el Teatro Bretón. Por cierto, también he visto en el Festival de Teatro de Logroño una obra que me dejó fascinado y encantado, se llama Hullu de Blick Theatre, quien se la encuentre por algún teatro que no se la pierda, después me dirá.

Lo mejor de aquellas representaciones de pequeñas escenas de pelis míticas es que no solo nos hicieron recordar momentos puntuales de esos grandes clásicos del cine, sino que vimos en Soria revividos a los actores que las interpretaban.

César mejoraba a José Luis López Vázquez (él es más alto y guapo) con ese deje vocálico tan característico del actor español y con un prodigioso manejo gestual que nos lo hacia recordar simpáticamente (incluso subía el labio y el bigote). Además, el viernes, supo moverse angustiado, desesperado y sudado tan bien como lo hacía Nino Manfredi en El verdugo.

Nica bordó, el miércoles, su papel de Alfredo Landa (supo actuar tan pasado como el propio Landa en Atraco a las tres), pero se salió el viernes haciendo de don José Isbert. Una composición vocal, gestual y corporal que parecía le salía de tal y como es él.

Todos los que la vimos nos reímos y nos hubiéramos llevado a casa a Gemma Martínez haciendo su adorable Gracita Morales. Pizpireta, lista e ingenua, yo diría más elegante que la verdadera Gracita. Consiguió recordárnosla y darle más valor a una actriz que en el mundo del cine no sé si se la ha reconocido suficientemente. Una delicia. No solo es buena directora (Elegía), sino que también sabe actuar e imitar.

Elegia

Carlos hacía de Manuel Alexandre, pero tan elegante como este gran secundario del cine español en su juventud e incluso más de lo que Carlos es al natural. Prestancia, seguridad y versatilidad. Igual hace esto que de un 'ruraleño' o de Brian Jones. Parece que le sale sin querer.

Y bueno, qué decir de Begoña Martínez. Lo mejor fue verla actuar así de cerca. Si ya me sorprendió con su papel de madre en Elegía, aquí clava su majestuosa y exuberante Emma Penella. Tener a una mujer como ella al lado impone. Los actores vistos en el escenario parecen más que cuando se bajan de él, pero Begoña es grande en las distancias largas y cortas. Tiene tal magnetismo que debería plantearse trabajar en esto del teatro profesionalmente. No, no exagero.

De Gema Pascual no me acordaba lo bien que declama y la pasión que pone en lo que hace. Si La Bo-eme, inteligentemente, interpretaban a los actores y a las actrices de las pelis, Gema en La rosa tatuada no solo hacía de Anna Magnani sino que también cogía al personaje y le daba su personalidad de actriz. No solo las actuaciones (la suya y la de Enrique Berrendero) fueron deslumbrantes, todo el montaje estuvo a la altura de los mejores Microteatros que se hacen en Madrid. La ocupación oportuna del espacio, la recreación escénica de la casa de esta viuda (un punto esencial era Rubén tocando el piano en directo) y la maravillosa utilización de la ventana de la casa ( escena esa en la que ella lo ve marchar a través de esa ventana que abre metafóricamente como su corazón). Genial el trabajo en paralelo con la proyección de la peli viendo a Anna Magnani - Gema y a Burt Lancaster - Enrique. Teatro del de verdad creando una atmosfera atosigante como la que sugiere la obra. El Centro Dramático Nacional va a hacer esta obra en 2016, cuando yo la vea en mayo, estoy seguro que me acordaré de Gema y su potente recreación, seguro.

Todo son elogios, pero... de verdad que salí encantado, como si hubiera visto Carne viva, Cerda o MBIG (Mc Beth International Group) en La Pensión de las Pulgas.

Los elogios son también para reconocer el trabajo de unos sorianos que han echado muchas horas de su familia y de su vida para hacernos pasar un pequeño e intenso rato divertidísimo. GRACIAS.

Espero y deseo que dure muchos años el Festival Internacional de Cortos con un soriano como Javier Muñiz a la cabeza (cuando me jubile, pienso verlo todo) y que siempre haya este espacio, Saliendo de la pantalla, con actores aficionados teatreros que viven en nuestra ciudad.