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Cima 9 de 45. Pontevedra. Faro. 1.181 metros. 1-6-2014

Por si a alguien le interesan las historias clínicas con final feliz, aquí se lleva una. Desde hace aproximadamente una década padezco problemas de sequedad en la nariz que suponían molestias respiratorias. Como estas molestias no terminaban de impedirme realizar vida y actividades normales, y algunas excepcionales, les he prestado durante todo este tiempo una atención fija discontinua.

La última semana de abril, debido a esa sequedad, empecé a sangrar por la nariz casi a diario. Eran pequeñas pérdidas que una vez más no me condujeron a la consulta del médico. La noche del viernes 2 al sábado 3 de mayo, mientras dormía, empezó una de estas pérdidas que yo estimaba pequeñas. Pasaban los minutos, los cuartos de hora, la hora… tuve que ir a Urgencias y, por coincidir el problema con fin de semana, estuve ingresado desde esa madrugada hasta el mediodía del lunes 5 de mayo.

Tratamiento y recuperación

En esos dos días y medio desfilaron por mi habitación más personas que por las fiestas de algunos pueblos de Soria. A todas ellas (igual que a las que me llamaron, escribieron, atendieron y preguntaron a terceros) les estoy enteramente agradecido.

Encontrada la causa, toca desde entonces tratarla para que no vuelva a repetirse. Además, fue necesario empezar a recobrar la salud anterior mediante hierro, descanso, cuidados paternos y alimentación dirigida. Poco a poco los niveles de hemoglobina, que bajaron de diez ese viernes, van recuperando la normalidad.

¿Por qué cuatro párrafos así en un blog que pretende narrar el asalto a las cumbres más elevadas de las 50 provincias españolas? No sabía cuándo iba a poder hollar la novena. Dentro de los planes que intento acumular en un fin de semana, tuve que abandonar los de la semana pasada en Guipúzcoa. Por suerte, ya me he visto con fuerzas para cumplir los que tenía previstos para el último día de mayo (animar a Nacho Barranco en el Mundial de Duatlón de Pontevedra) y para el primero de junio (subir al punto más elevado de esta provincia).

No es una crónica montañera

Esta no es una crónica montañera porque hemos subido en coche hasta arriba del monte Faro. Sin embargo, el acercamiento ha merecido la pena, como sucede siempre que se abandonan las principales carreteras gallegas y nos incrustamos en las secundarias.

Ayer sábado 31 de mayo madrugamos en Soria para ver el nuevo Desencajonamiento a las 8.00 de la mañana. Por primera vez, los toros del Viernes de las próximas fiestas de San Juan han sido soltados en la misma plaza antes de ser encerrados en los corrales. A las 9.30 partíamos Sergio y yo hacia Pontevedra. Comimos, fuimos al hotel y acudimos a presenciar ese Mundial de Duatlón donde competía nuestro amigo Nacho.

Nos acostamos pronto y hoy nos hemos levantado a las 9.00 más o menos. Debido a ese Mundial, no hemos podido ir desde Pontevedra hasta Lalín por la carretera normal, la N-541. Estaba todo cortado y hemos subido por la E-1 hacia Caldas de Reis, para atrochar y coger la N-640 (Cuntis, A Estrada, Silleda, Lalín).

Adiós, carreteras nacionales

En Lalín abandonamos carreteras nacionales para ir por la comarcal que conduce hacia Chantada (Lugo). Nosotros nos hemos parado en Rodeiro porque ya necesitábamos comer algo. En Rodeiro, mientras almorzábamos, nos hemos informado de la ruta que debíamos seguir y de sus diversas posibilidades.

Es bien fácil. En el mismo Rodeiro hay que girar a la derecha, hacia Oseira. A los seis kilómetros se llega a Asperelo. En Asperelo, nuevo cambio de vía, esta vez a la izquierda, siguiendo el cartel que indica a Ourín. Aquí terminan los pueblos y comienza la carretera hacia arriba, hacia el monte. Nos ha dicho una joven que hay unos tres kilómetros hasta la cumbre.

Hemos dudado unos instantes, y al final hemos decidido seguir en coche hasta arriba. Hay un gran aparcamiento. A la izquierda se encuentra la ermita de Nuestra Señora del Faro, que celebra su gran romería el 8 de septiembre. A la derecha se ve un cubo de cristal, una torreta de vigilancia de incendios y unas antenas. Esa es la cúspide de Pontevedra.

Gran sol, grandes vistas

Hemos tenido mucha suerte porque lucía un espléndido sol que nos ha permitido disfrutar de las amplísimas vistas: bosques, llanuras, pueblos y la larga cresta de la Sierra del Faro que divide las provincias de Pontevedra y de Lugo, jalonada por decenas y decenas de molinos de viento. De hecho, el cubo de cristal de la cima es el edificio de una empresa eólica.

Hay numerosos senderos marcados para hacer cortas excursiones a pie o largas rutas en bicicleta. No hay grandes pendientes, sobre todo si se va en coche como nosotros. Nos quedaba un largo viaje hacia Soria. El tiempo que hemos ahorrado en la cima lo hemos empleado en echarle un vistazo al cercano monasterio de Santa María la Real de Oseira, ya en Orense. Hemos comido en la capital de esta provincia, antes de volver al coche para dirigirnos a nuestra casa.

No nos van a dar el Piolet de Oro por esta ascensión, pero ya hemos tachado la novena cima. Tiempo y cuerpo tendremos para mejores gestas.

Punto de salida: Ourín (provincia de Pontevedra). Se puede subir desde más lejos o desde la vecina provincia de Lugo, siempre por varias vías.

Distancia: Desde Ourín hay tres kilómetros, pero ya digo que nosotros lo hemos hecho todo en coche.

Desnivel: No lo hemos medido, tampoco mucho desde Ourín. La carretera es tendida, hay otros caminos más directos.

Cuánto se tarda: Lo único que hemos andado han sido los dos minutos del final. En cualquier caso, se pueden dar paseos de cualquier duración. Desde Ourín en dos horas se tiene que subir y bajar bien.

Explícame cómo se sube sin literatura: Llegas a Ourín, que está a un kilómetro de Asperelo, que a su vez está a seis de Rodeiro en dirección a Oseira. Desde Ourín, pequeña aldea, es tan sencillo como seguir la carretera asfaltada siempre hacia arriba. Una vez llegados al gran aparcamiento, la cumbre está a la derecha.

La canción de Fernando: