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Cima 8 de 45. Guadalajara. Pico del Lobo. 2.274 metros. 26-4-2014

Comienzo a escribir este párrafo varias horas después de haber descendido del Pico del Lobo, la cumbre más alta de Guadalajara. Estoy lejos todavía de haberme desprendido por completo de la humedad que hemos acumulado. Veo ahora las fotos de la ascensión y no me parece del todo lógico haber tenido que subir precisamente hoy, pero no siempre me gusta la lógica.

Los seguidores más fieles de estos relatos recordarán lo sucedido el pasado 23 de marzo. Formé parte de un grupo de 27 personas que intentó coronar esta misma cima. Los días anteriores habían sido de temperaturas muy agradables, pero los termómetros se desplomaron de repente 20 grados y toda la nieve se convirtió en hielo. No todos llevábamos crampones, y dos terceras partes de los expedicionarios no pisamos la cumbre.

Leer la crónica de aquel intento de ascensión

Ese mismo día le echamos un vistazo mental a nuestros calendarios. Ya entonces fijamos la fecha del 26 de abril, sábado, para hacer una nueva intentona. Esta vez, y aunque las condiciones han vuelto a ser esquivas con nuestros intereses, hemos llegado hasta arriba.

Las 27 personas de aquel día se han reducido a seis, que tampoco está mal. Pedro y yo hemos quedado en nuestro barrio a las siete de la mañana, 15 minutos antes de nuestra cita con Cristina, Toño (que repiten del 23 de marzo) y Nacho. En un solo coche hemos partido a las 7.30 hacia Riaza, en la provincia de Segovia. En la gasolinera nos hemos encontrado poco antes de las 9.00 con César, que venía de Madrid, como previamente habíamos apalabrado.

La lluvia no impide el intento

La lluvia, a la que no hemos visto en Soria, nos ha recibido en Riaza y no ha dejado de acompañarnos durante mucho tiempo. Por si acaso, nadie ha dicho nada de abortar la caminata.

Esta mañana hemos hecho un recorrido de ida y vuelta. Hemos decidido empezar a andar desde la estación de esquí de La Pinilla. Allí no había nadie cuando hemos llegado. Lluvia y más lluvia. Ningún amago de retirada. No ha sido muy difícil hacer los preparativos para empezar a andar.

Al final de la urbanización, sin mucha pérdida, parte un camino ancho y muy empinado. Estamos a aproximadamente 1.500 metros de altitud. Allí hay una señal que indica la distancia que queda hasta el Pico del Lobo: cinco kilómetros. Si fueran llanos y con sol, sería poco más que un paseo. Pero no ha sido así.

Caminando con ligereza

Esa abundancia de lluvia nos ha animado a caminar con cierta ligereza. Tampoco había muchas oportunidades de disfrutar del paisaje, por esa lluvia y por la cerradísima niebla. El camino que hemos tomado al final de la urbanización, dejando a la derecha las pistas de esquí, no tiene bifurcaciones. Solo queda caminar hacia arriba.

El camino termina en la misma arista de la sierra. Por si hay dudas, nos encontramos otro cartel que nos indica nuevamente la dirección hacia el Lobo y la distancia al mismo: ya solo un par de kilómetros. Giramos a la derecha. Estamos casi a 2.000 metros. La nueva senda es más estrecha pero relativamente evidente.

No vemos nada, pero intuimos que vamos bien porque estamos subiendo. Ya hemos pisado la nieve, de modo poco más que testimonial. Encontramos a la derecha la valla que separa las provincias de Segovia (de donde venimos) y de Guadalajara (donde ahora nos encontramos). Esa valla va por la cresta así que hay que seguirla.

El gran edificio en ruinas

Y casi cuando estamos a punto de chocarnos con ‘ello’, encontramos lo que nos asegura que estamos ya en el Pico del Lobo: un gran edificio en ruinas a menos de diez metros de la cima más alta de la comunidad de Castilla-La Mancha. Hay que rodearlo, dejándolo a la derecha, para poder tocar el vértice geodésico y hacernos unas fotos en él.

No podemos recrearnos más y regresamos sobre nuestros pasos. No recuerdo en qué momento ha dejado de llover pero no es importante porque estamos totalmente calados. Hay mucha niebla y nos despistamos un momento al encontrarnos la valla a nuestra derecha (se ve bien en el plano de Wikiloc). Andamos unos pocos metros para regresar a la provincia de Guadalajara y coger de nuevo ese camino de dos kilómetros paralelo a la cresta.

Sin las vistas espectaculares, una vez más

No ha habido más complicaciones. En el mismo lugar de la ida nos encontramos bastante viento. Andamos rápido para coger de nuevo el camino de zetas por el que hemos subido, el que atraviesa un bosque de coníferas y que habrá de dejarnos de nuevo en la estación de La Pinilla. En el bar, abierto afortunadamente, comemos algo, tratamos de calentarnos y lamentamos la ausencia de ropa suficiente de recambio.

Hacemos una nueva parada en Riaza para redistribuir los dos coches y para hacer las despedidas oficiales. Ya van ocho. Sigo esperando que el Pico del Lobo me permita disfrutar de sus espectaculares vistas, porque hoy tampoco ha habido suerte. No está tan lejos de Soria, entiendo que algún día tendremos que regresar.

Ver ruta en Wikiloc

Punto de salida: Estación de esquí de La Pinilla, en la provincia de Segovia, a diez kilómetros de Riaza.

Distancia: Me han salido algo más de 12 kilómetros, pero a algún compañero le pone 11 y pico.

Desnivel: La estación está a 1.500 metros y el pico, a casi 2.300. El desnivel es fuerte sobre todo hasta llegar a la arista.

Cuánto se tarda: Hemos tardado menos de tres horas en subir y bajar, yendo más bien ligeros: 95 minutos de subir, cinco o diez en la cima y el resto de bajada.

Explícame cómo se sube sin literatura: Aparcas en la estación de La Pinilla. Buscas la parte alta de la urbanización y coges un camino que claramente se adentra en la montaña, en esta sierra de Ayllón. Además, hay un cartel que lo pone: Pico del Lobo a cinco kilómetros. No hay que dejar ese camino hasta arriba del todo, hasta la cresta. Entonces, giro a la derecha para caminar otros dos kilómetros hasta encontrar el edificio en ruinas que acompaña el vértice geodésico.

La canción de Fernando: