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Cima 2 de 45. Barcelona. Costa Cabirolera. 2.604 metros. 1-11-2013

Este día de Todos los Santos de 2013 he dado un nuevo paso para no dejar inacabado mi proyecto. Pero su fin todavía no está cercano. Quedan 43 cimas. La de hoy ha sido muy bonita. Hemos subido el Costa Cabirolera, el techo de Barcelona. Como sucede con otras muchas montañas, las fotografías no hacen justicia a su belleza, y menos las mías. Quizás ello se haya debido también a que hemos tenido la gran suerte de hacer toda la ascensión en solitario. No hemos visto las primeras personas hasta que hemos empezado a bajar. Dejo de utilizar ya el pretérito perfecto a pesar de que escribo el mismo día de la coronación, por la noche, en Soria.

Para conseguir no ver a nadie fue necesario madrugar. A las 5 a.m. (cinco de la mañana) quedamos en Sant Boi de Llobregat con Jacob y Óscar, en cuyo domicilio pasé la última noche de octubre. La aproximación hasta nuestro inicio de la ruta es larguísima. Son casi 160 kilómetros dejando Manresa a la izquierda, pasando por Sallent, Berga y Bagá, abandonando la provincia de Barcelona por el túnel del Cadí antes de torcer a la izquierda: Bellver de Cerdanya, Martinet y nuevo cruce a la izquierda hasta la pequeña localidad de Montellá. Se puede ascender al Cabirolera por su cara Sur sin necesidad de cruzar el túnel del Cadí, agarrando la carretera que sale a la izquierda justo antes de Guardiola de Berguedá.

¡Urogallos!

Antes de llegar a Montellá, a la derecha, sale un camino de 12 kilómetros hasta el refugio César August Torras en el Prat d’Aguiló. Es mejor ir en todoterreno, quien lo tenga, pero en coche normal también se puede. Poco antes de llegar al refugio nos pareció divisar en el camino unas perdices. Nos detuvimos, echaron a volar y, proporcionándonos una de las grandes alegrías faunísticas de nuestra vida, comprobamos que eran un urogallo macho y dos hembras. No pudimos fotografiarlos por no llevar la cámara con nosotros sino en el maletero. Los vimos posados de nuevo en el bosque… demasiado tarde.

Aparcamos el coche y abandonamos a Jacob en él. Sus tobillos le aconsejan descanso pero quería acompañarnos en este día en la montaña. Eran las 8.30 y hacía fresco, con un sol espléndido. Terminamos de preparar las mochilas con comida y agua y emprendimos la marcha.

Nada más atravesar el refugio (2.037 metros), surge a la izquierda una senda bien marcada con señales blancas y amarillas. No hay falsos llanos. Desde el principio toca subir un fuerte desnivel hasta el Paso dels Gosolans (me encanta mezclar en la misma expresión los distintos idiomas oficiales de España porque no puedo evitarlo). Se llega a los 2.410 metros en poco menos de dos kilómetros.

Frontera entre Lérida y Barcelona

Hasta aquí, todo era provincia de Lérida. El Paso es ya la frontera con Barcelona, y desde él se ve un gran prado y una de las montañas más famosas de Cataluña, el Pedraforca, aunque no desde su visión más conocida: no se aprecia el tajo.

Una vez en el Paso dels Gosolans hay múltiples posibilidades para caminar dentro de este Parque Natural del Cadí-Moixeró. Pero estamos en lo que estamos. Ahora toca girar a la derecha para andar toda la cresta que sigue separando las provincias de Lérida y Barcelona.

Estamos caminando hacia el Oeste. Sorprende la suave verdura de los prados que dejamos a la izquierda en comparación con la salvaje y afilada verticalidad de los farallones que vemos a la derecha, a los que no da mucha confianza acercarse. Gracias a ese madrugón, vimos una gran cantidad de sarrios.

Último tramo de gran pendiente

La cresta no es del todo practicable y conviene bajarse un poco hacia los prados, sin pasarse. En un momento, y de casualidad, encontramos el camino GR que necesariamente había de llevarnos al Cabirolera. Perdemos, por tanto, un poco de altura, pero la recobramos de inmediato en un precioso tramo final de los que nos gustan: empinadísimo y de piedra suelta. Luego, en la bajada, tiene su cierto peligro.

Acabado ese tramo, se ve el Cabirolera a la derecha, aunque realmente se está viendo durante todo el camino. La cresta sigue, y sigue subiendo, pero la provincia de Barcelona termina aquí. No había nadie para inmortalizarnos así que tocó utilizar el temporizador. Desde el pico la visión es sublime: algunos grandes tresmiles pirenaicos, el Pedraforca, Montserrat a lo lejos, los valles de la Cerdanya e incluso, una vez más, el refugio de Prat d’Aguiló del que habíamos partido algo más de dos horas antes.

La bajada fue igualmente tranquila y ligeramente más rápida. Los sarrios habían sido sustituidos por personas. Nuestro coche, solitario a nuestra llegada, estaba ahora acompañado por muchos de sus congéneres. Jacob nos esperaba después de haberse dado un paseo. Hicimos en el camino de vuelta las fotos que la oscuridad nos impidió en el de ida. Qué bien comimos en Bellver. Vuelta a Sant Boi a dejar a Jacob en su coche y Camino Soria. Lo terminaré o no, pero sabía que el proceso de cumplimentación de este proyecto iba a depararme grandes alegrías.

Ver ruta en Wikiloc

Punto de salida: Prat d’Aguiló (Lérida)

Distancia: 13,2 kilómetros

Desnivel: Se sube aproximadamente de 2.040 metros a más de 2.600. Hay una pequeña bajada para ir abandonando la cresta, pero casi todo el rato se llanea o se sube.

Cuánto se tarda: Ya se sabe que esto depende de la velocidad y de las paradas, y que estas dependen de los que vayan. En el refugio, si llamas por teléfono, te van a decir cinco o seis horas.

Explícame cómo se sube sin literatura: Dejas el coche en Prat d’Aguiló, hasta donde llega una pista que sale desde la entrada de Montellá. Te pones a andar hacia arriba sin parar siguiendo las marcas blancas y amarillas. Llegas al Paso dels Gosolans. Entonces, todo a la derecha, por la cresta, no hay pérdida, el Cabirolera es el pico que ya se ve más alto que los demás, redondeado. Como no podrás seguir la cresta del todo, tendrás que bajar un poco antes de afrontar los últimos y muy empinados metros de subida. Cuando lo hagas, giras a la derecha y en cinco minutos estás en la cima más elevada de Barcelona.

La canción de Fernando: