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Segundo Objetivo de Desarrollo del Milenio: la educación

Buscando inspiración para esta nueva entrada del blog he dado con esta noticia. Mi primera reacción al leer el titular ha sido de sorpresa. Eso de la calidad educativa nos suena más propio de los países nórdicos (Finlandia y su sempiterno éxito en el informe PISA), o por lo menos, a países pertenecientes a lo que denominamos primer mundo. Sin embargo, la educación, motor de cualquier sociedad, requiere de una mayor calidad cuanto menos desarrollado esté  el país.

La noticia dice que la ONG Pratham ha sido galardonada con el premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cooperación al Desarrollo de la Fundación BBVA. Y lo ha sido porque, en su empeño por llegar a la mayor cantidad de población posible, la organización ha diseñado una metodología que garantiza un mayor éxito académico.

Entre otras medidas, Pratham agrupa al alumnado de las escuelas indias por niveles y no por edades. Ya esta decisión nos resulta innovadora, acostumbrados como estamos en este país a la rigidez en las aulas. No hace tanto, cuando en un colegio se necesitaban dos vías para cada curso (la típica división en A y B), los alumnos se separaban bajo el único parámetro de sus apellidos, sin prestar atención a otros criterios, fundamentales para garantizar una educación de calidad.

Otro de los grandes iconos del sistema planteado por la ONG ha sido la evaluación, un proceso realmente importante que en nuestro país no suele cumplir la labor que debería. La evaluación debe de ser uno de los mecanismos de aprendizaje más importante: a partir de nuestros errores aprendemos a hacer las cosas mejor. Sin embargo, en las aulas españolas la evaluación en vez de una herramienta se considera un fin en sí mismo. Y solo nos preocupamos de ella –tanto profesores, como alumnos y padres- al final de cada trimestre y de cada curso. Debemos tener en cuenta que la evaluación es un instrumento muy útil. Si nos remitimos a la Ley Orgánica de Educación podemos comprobar que tiene establecido que ésta debe de ser contInua en todas sus etapas. A pesar de ellos, seguimos basándonos en los exámenes de final de trimestre para valorar la validez de nuestros alumnos –y en muy pocas ocasiones este proceso de calificación se aplica a los docentes y al propio proceso de enseñanza- aprendizaje-.

En 2002, Naciones Unidas redacta un plan con ocho objetivos a conseguir con un plazo establecido del 2015: los Objetivos de Desarrollo del Milenio. El segundo de estos Objetivos se centra en ‘Lograr la enseñanza primaria universal’, y, en concreto, la Meta 2.A trata de asegurar que, en 2015, los niños y niñas de todo el mundo puedan terminar un ciclo completo de enseñanza primaria. La iniciativa de Pratham no solo se centra en escolarizar a los menores de la India. Pretende ir un paso más allá y conseguir que esa educación que van a recibir sea de calidad y con garantías de éxito. Y para ello desarrolla un programa en el que implica tanto a voluntarios como al sistema educativo estatal y a los funcionarios.

Como señala el director de la ONG, Madhav Chavan: “sin un sistema de enseñanza primaria sólido y que llegue a todas partes, la India no podrá disponer de los recursos humanos necesarios para impulsar su economía”. La educación es sinónimo de cambio, de evolución, de mejora. Por eso, serán este tipo de iniciativas las que de verdad promuevan una verdadera revolución en el mundo, las que consigan una sociedad más justa o por lo menos unos ciudadanos con mayor criterio. Y es que no se nos tiene que olvidar nunca que una de las armas más poderosas con las que contamos es, sin ninguna duda, la educación.