Blog

"NUESTRO SISTEMA EDUCATIVO NO ALIENTA LA CURIOSIDAD CUANDO SE ENSEÑA HISTORIA"

Hoy hablamos en el blog con Doña Gorgo, historiadora, investigadora y docente, y autora de la web ‘Y se montó la historia’, así como de su cuenta de Instagram:

  • ¿Cómo crees que se afronta la enseñanza de la historia en el sistema educativo desde los primeros años? ¿Crees que se le otorga la importancia necesaria?

Nuestro sistema educativo alecciona al estudiante para que memorice el libro tema a tema, sin preocuparse por la comprensión e interiorización de la información. No se enseña a interconectar diferentes acontecimientos históricos, a entender que el principio de causa-efecto no se limita a una acción-reacción inmediata o a desarrollar el pensamiento crítico, pero lo que es más grave aún: no se alienta la curiosidad. Les ponemos un manual delante (a menudo desfasado o lleno de errores historiográficos) y les exigimos que asuman esa versión como única verdad, así que acaban teniendo un conocimiento parcial e inicuo de la Historia.

  • ¿Y si el análisis lo hacemos con perspectiva de género? ¿cómo vamos de referentes femeninos en dicha materia?

Continúa apostándose por un discurso marcadamente heteropatriarcal y, al final de cada unidad -si el docente tiene a bien considerarlo de interés- suele haber un recuadro (con suerte una página) en el libro de texto sobre la situación de la mujer o sobre una figura femenina de renombre. Y el problema de esto no es solo que resulte insuficiente, ¡es que envía un mensaje erróneo!

Si yo te hablo durante 30 minutos de la cultura micénica, centrándome en su relevancia militar y en sus monarcas varones, para luego dedicar 5 minutos a mencionar por encima a las diosas de las serpientes minoicas, ¿qué sensación te queda? Lo más probable es que pienses que el último dato es meramente anecdótico, que no tiene relevancia, así que lo desecharás. Eso es exactamente lo que conseguimos que entiendan los discentes cuando no implantamos la perspectiva de género en nuestro discurso: estamos poniéndole un freno a la igualdad.

  • ¿Consideras que la LOMLOE incluye cambios significativos en esta área?

Creo que tiene la intención de generar un cambio y espero que lo consiga, pero tengo claro que, si el docente no trabaja sobre el punto que te explicaba antes, será como papel mojado. No podemos enseñar una “Historia base” y luego añadir pedacitos de “otros enfoques”; tiene que existir una unidad.

  • Utilizas tu cuenta de Instagram para difundir contenidos didácticos, ¿Qué puede ofrecer el uso de las redes sociales en el panorama educativo? ¿Crees que son un buen recurso?

Realmente mi intención no es difundir contenidos didácticos, sino hacer divulgación de una manera amena y divertida, y si eso sirve para que los usuarios aprendan un par de cosillas, mejor que mejor. Ahora, pensando en el ámbito educativo, tengo sentimientos encontrados; vaya por delante que soy muy fan del uso de las TIC en el aula (el Kahoot, por ejemplo, me fascina) pero tenemos que ser conscientes de que las redes sociales generan una fuerte adicción, de hecho, es que están diseñadas para eso. ¿A quién no le ha pasado que ha entrado en su cuenta por un par de minutos después de comer, y que de pronto son las 16:00 de la tarde? Un adulto normalmente para ahí y continúa con sus responsabilidades diarias, pero cuando hablamos de adolescentes la cosa cambia.

  • En tu página web afirmas que “la única manera de acercar la historia al mundo era presentar el conocimiento histórico a través de una mirada diferente, cercana y divertida”. ¿Con qué metodologías innovadoras y activas te sientes más cómoda?

Depende del público y depende del tema, jaja. Siempre que he dado clase o cuando doy conferencias, tiro de debate: planteo un problema (por ejemplo, la mala imagen que se tiene de Cleopatra aún a día de hoy) y procuro que los alumnos/oyentes compartan sus opiniones. Luego voy soltando miguitas y datos que asocio con la situación actual de las mujeres, y ya ves un cambio en la mentalidad; de pronto hay dudas, curiosidad, un replanteamiento del paradigma... Me fascina porque, a través de algo tan sencillo como un intercambio de impresiones, se consigue una cooperación y un feedback maravilloso. Y para el aula soy una enamorada del aprendizaje basado en proyectos y la gamificación, pero para cualquier edad. ¿A quién no le gusta sentirse investigador o echarse una partidita al trivial?

  • En la actualidad dedicas una gran parte de tu tiempo a la investigación, ¿Te parece que investigación y educación trabajan de la mano? ¿O que, por el contrario, debería existir una mayor conexión?

No solo no trabajan de la mano, sino que a menudo parece que son extremos completamente opuestos. Te cuento un ejemplo relativamente reciente: en 2012 varios compañeros empezaron a plantear la posibilidad de que el Homo Neanderthalensis pudo haber sido el primer homínido en realizar pinturas rupestres (hasta entonces, se asimilaba como verdad absoluta que el Homo Sapiens era el iniciador del arte paleolítico). En 2018, y gracias al estudio de yacimientos como la Cueva de la Pasiega, ningún investigador tenía ya duda de que los primeros fueron los neandertales. Pues estamos en 2022 y sigo escuchando a docentes que perpetúan el error. Posiblemente este sea uno de los ejemplos más sangrantes para mí, porque salió en todos los medios de comunicación, pero es un perfecto reflejo de la desconexión entre ámbitos.

Creo que tenemos que entender que nuestro conocimiento de la Historia no es inmutable: a medida que descubrimos nuevos datos, tenemos que ir cambiando nuestra comprensión de los hechos, así que lo ideal es intentar estar al tanto de estas novedades para no ofrecer al alumno una experiencia de aprendizaje sesgada.

  • Para finalizar, ¿cuál dirías que es el mayor problema en la enseñanza de la Historia?

En mi opinión, la dinámica y el intrusismo. Es inviable y desmotivador presentar al alumno una materia tan densa y amplia, con el único propósito de que apruebe un examen; pero lo es aún más si la persona que da la materia no se ha formado previamente en ella. Soy consciente de que será una opinión muy impopular, porque se ha generalizado la creencia de que cualquiera sabe de Historia y que todo se reduce a leer un par de libros, pero en mi opinión quien debería dar clases de Historia es la persona que se ha preparado para ello realizando los estudios pertinentes (grado/licenciatura y el posterior máster) en Historia, Historia del Arte o Geografía e Historia. Cuando un seguidor me cuenta que su profesor de Historia del instituto es periodista, matemático, ingeniero…, pero decidió hacer las oposiciones de Historia “porque había más plazas” (ni siquiera por vocación), me quedo horrorizada.