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El patio como espacio de enseñanza- aprendizaje

Hace ya varios post que ha quedado claro en este blog el alto poder educador de lo lúdico, tanto en su versión estructurada como el juego libre. Y, hablando del binomio entretenimiento y escuela, no podemos dejar de analizar el tiempo de recreo que, diariamente, pasan los alumnos en el patio escolar.

Cuando nos referimos a la innovación educativa es complicado que la apliquemos más allá de los límites del aula. Sin embargo, hay otros momentos durante la jornada escolar en la que el alumnado también está aprendiendo, construyendo partes tan importantes como su ser social, en base a los mensajes que recibe de su entorno.

Si analizamos un patio de primaria estándar de cualquier colegio que se nos venga ahora a la mente, creo que todos tendrán varias cosas en común. La más evidente, un protagonista indiscutible: el campo de fútbol, que reina majestuoso ante cualquier otro deporte. Cierto es que, aunque algo tímidamente, poco a poco otros deportes se van haciendo un hueco. Pero todavía existe una repartición no equitativa de los espacios.

Y no hay más que dedicarle un tiempo a la observación de este espacio de recreo para darnos cuenta de lo que ello significa en cuanto al reparto del espacio en torno a edad y género del alumnado. Bien es cierto que la tendencia es una regulación, por parte del profesorado, para que todos los cursos puedan optar a un uso equitativo de los espacios, y por ello aquello de que el patio es territorio de los más mayores del colegio ya es historia. Sin embargo, sí que es significativo como las chicas suelen ocupar espacios más periféricos, fuera del área central dedicada al deporte, siendo éste territorio de varones. Cierto es, no lo podemos negar, que cada vez son más las féminas interesadas en participar en el ocio deportivo. Pero aún el porcentaje está muy descompensado, y ello provoca una división del espacio dispar.

Por otro lado, ¿qué pasa con aquellos alumnos que no les interesa el deporte? O simplemente que quieren repartir su tiempo de esparcimiento entre ésta y otras aficiones… En principio, no está contemplada la posibilidad de pasar el descanso entre clases en otro espacio que no sea el patio del colegio. Sin embargo, hay estudiantes que tienen unas necesidades distintas a este respecto, y que también deben de ser tenidas en cuenta. Hace unos días, un papá me contaba que lo que más le gusta hacer a su hijo durante ese tiempo es dedicarlo a la lectura. También los habrá que prefieran los juegos de mesa, actividades audiovisuales y tecnológicas, o manualidades. Es cierto que esta realidad está cada vez más presente en los claustros de docentes, que responden con propuestas como una biblioteca abierta durante los 30 minutos de descanso.

Una vez más, la diversidad se impone. Y nosotros, como la parte adulta y con capacidad de toma de decisiones de la comunidad educativa, debemos darle una respuesta. Empezar a plantear el recreo como un espacio educativo surge como una necesidad imperante en los entornos más innovadores, y de hecho, cada vez es más común que este espacio sea repensado y rediseñado para responder a dicha necesidad (una muestra de ello es la propuesta que hace el blog Tierra en las manos). A veces, es tan sencillo como observar a nuestros alumnos y dejarles que ellos nos guíen hacia la solución más adecuada. A veces, es sólo cuestión de plantearse la necesidad de cambiar, de adaptarse, de seguir creciendo día a día.

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