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¿Cómo afrontar el acoso escolar?

Es un tema que, por desgracia, nunca pasa de moda: el acoso escolar –o su acepción inglesa bullying-, y que últimamente ocupa las portadas de la prensa por tristes casos como el de Carla, que se suicidó en abril del 2013 tirándose por un acantilado en Gijón; Arancha, que también se quitó la vida en mayo de este año en Madrid; o el más reciente de todos, Laura, una niña diagnosticada con retaso mental madurativo que sufrió abusos sexuales en pleno centro escolar.

Cuando el tema surge en una conversación entre un grupo de amigos o familiares, es inevitable que a nuestras cabezas acudan recuerdos en primera persona: como acosadores, como víctimas o como meros espectadores. Esa familiaridad con la que se ha vivido el acoso escolar provoca que en no pocas ocasiones no se le preste la atención que merece. Pero queda constancia de que es un problema serio, que conlleva consecuencias graves –no solo los casos extremos que saltan a los medios de comunicación, sino una pérdida de la autoestima y la confianza en nosotros mismos que podemos arrastrar durante toda la vida-, y que hay que atajar en las aulas desde sus primeros síntomas. Pero, ¿cómo?

Una vez más, Finlandia aparece como una referencia. La bloguera María Hidalgo recoge en la web muhimu.es la forma en la que este país, líder en los resultados de los Informes PISA, afronta esta cruda realidad. Lo hace a través del método KiVa, implantado ya en el 90% de los colegios de Educación Básica, y con un éxito tal que ha conseguido acabar con el acoso escolar en un 79% de las escuelas que lo ha implantado, y reducirlo en el 18% de los centros educativos.  ¿La clave de este programa? La atención se centra en los testigos, con la finalidad de que empaticen con la víctima, se hagan sus cómplices, no apoyen al agresor, denuncien los casos de acoso escolar de los que sean conscientes. Este trabajo se hace a través de una serie de clases que los estudiantes van recibiendo a lo largo de su escolarización, en las que se trabaja el respeto a los demás y la empatía. Además, hay un buzón virtual a disposición del alumnado, a través del que se pueden denunciar casos de bullying sin necesidad de enfrentarse cara a cara con el adulto. Por último, hay un equipo específico –equipo KiVa- encargado de desplegar un protocolo si se sospecha de la existencia de acoso: primero se analiza si es un caso puntual o por lo contrario es un comportamiento prolongado en el tiempo; y después se ofrece apoyo a la víctima y se trabaja para cambiar el comportamiento de los acosadores.

¿Y si analizamos la manera en que nuestro país afronta esta situación? Al investigar sobre ello, lo primero que llama la atención es que no existe un protocolo estatal a llevar a cabo por todos los colegios españoles: dado que la gestión de la educación es tarea de las comunidades autónomas, son ellas las que proponen su propia medida ante esta realidad. En concreto, Castilla y León cuenta con la Web de la Convivencia Escolar. Dentro de la misma, encontramos el Observatorio para la convivencia escolar, normativa, formación, buenas prácticas, documentación, glosario de términos, y una sección dedicada a programas de apoyo, entre los que se puede destacar el programa Socioescuela: “una herramienta que evalúa las relaciones entre compañeros. Mide distintos indicadores sobre convivencia y estructura del grupo por medios informáticos, lo que permite la recogida de información de un modo rápido y eficaz”. Es decir, un mecanismo para visualizar “situaciones conflictivas y dinámicas sociales negativas que se producen en el alumnado (bullying, aislamientos, liderazgos negativos)”, pero que no propone (o al menos yo no he sido capaz de encontrar) una manera concreta de afrontar esta problemática en caso de identificarla en un centro educativo.

Las trágicas consecuencias de los últimos casos de acoso escolar que han tenido lugar en España han levantado voces exigiendo un protocolo de actuación claro y común para todo el país. Ante un problema tan serio como éste es necesario tomar medidas contundentes. Debemos empezar a ser conscientes de que el bullying dejó de ser hace tiempo cosas de críos.