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Carolina Hamodi reconocida por su trabajo en torno a la evaluación dialógica

La profesora Carolina Hamodi, perteneciente al Departamento de Sociología de la Facultad de Educación de la Universidad de Valladolid, fue reconocida con el Premio a la innovación de la enseñanza para jóvenes docente e investigadores, en el marco del X Congreso Internacional de Buenas prácticas docentes, que tuvo lugar el 3 y 4 de julio en León.

1.- ¿En qué consiste el proyecto merecedor de este reconocimiento?

Muestra el resultado de una experiencia en la que vengo trabajando años. Se centra en usar una forma de evaluar a los y las estudiantes que les permita maximizar su aprendizaje haciendo que sea "para toda la vida" (life long learning). La evaluación es formativa, pero no entendida como se entiende en su forma más común. En muchos casos se confunde evaluación formativa con evaluación continua, y ésta última suele ser sinónimo de "exámenes o pruebas continuas". Esto no es evaluación formativa. La evaluación formativa es aquella que ayuda a maximizar el aprendizaje durante el proceso gracias al feedback o retroalimentación que los y las docentes ofrecen a los y las estudiantes sobre los que han hecho, y con comentarios sobre cómo los pueden mejorar.

Además de tomar la base de la evaluación formativa, el sistema con el que trabajo se compone de una serie de medios, de técnicas y de instrumentos de evaluación que me permiten alcanzar el objetivo. Los medios utilizados son fundamentalmente dos: el PAT (Proyecto de Aprendizaje Tutorado) y el portafolios. Ambos son medios sobre los  que ya existe abundante literatura que avala el desarrollo de competencias a través de éstos. La técnica utilizada es la evaluación dialógica, que consiste en implicar a los y las estudiantes en el proceso evaluativo. Los instrumentos que utilizamos son diferentes rúbricas y "check list" que nos permiten unificar los criterios y que ellos y ellas los conozcan de antemano.

Cuando desarrollan estos medios (PAT y portafolios) de forma grupal, la calificación final no tiene porqué ser la misma para todos los componentes del grupo, puesto que no siempre todos se implican con la misma intensidad.

No es coherente desarrollar un sistema de evaluación formativa durante todo un cuatrimestre que termine con la calificación del docente poniendo un número.

2.- Dado que el objetivo de estos premios es reconocer el trabajo de calidad orientado a la mejora de la educación y la enseñanza en cualquier nivel educativo, ¿cómo contribuye tu aportación a esa mejora?

Creo que el potencial de mi sistema reside en que la evaluación es formativa y compartida. Este tipo de evaluación es aplicable a cualquier nivel educativo. Además, considero que es importante el diálogo con los y las estudiantes, y que sean ellos quienes también puedan juzgar su implicación de manera crítica. En la educación superior debemos formar universitarios y universitarias capaces de ser autoreflexivos. Si la docente coloca un número final (calificación) y los y las estudiante  no tienen nada que decir, de alguna manera les estamos formando para que sean conformistas, poco o nada críticos/as y que evadan responsabilidades. Y esa no es la idea de la formación de un universitario o universitaria, sino más bien todo lo contrario. Pero considero que en todos los niveles educativos debemos fomentar estos valores.

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3.- ¿Aplicas de forma práctica tu proyecto en el día a día del aula universitaria? ¿De qué manera?

Sí, claro. En la forma de evaluar y calificar las asignaturas que imparto. De hecho, el premio resalta esa experiencia innovadora que ejecuto y pongo en práctica cada cuatrimestre.

4.- ¿Habría posibilidad de trasladar las conclusiones de tu aportación a otros niveles educativos?

Si, efectivamente. Como indicaba anteriormente, mi aportación tiene como trasfondo la formación de sujetos críticos y reflexivos. Pero esto es algo que no debe comenzar a trabajarse en la Universidad, sino en las primeras etapas educativas.

5.- ¿Qué supone para tu carrera académica este reconocimiento?

Este reconocimiento procedente de un comité de expertos y expertas internacionales en innovación en la educación ha sido muy gratificante. Aunque he de reconocer que para mí, lo más gratificante han sido las felicitaciones de los y las estudiantes. Al fin y al cabo, trabajo para ellos y ellas, y que sientan que el premio que me han otorgado es justo porque el trabajo que desarrollo les ayuda a formarse, es lo que más me satisface.   En muchas ocasiones el sistema universitario meritocrático nos exige trabajar cada vez más, no dejar de investigar, de publicar, etc. Y en ocasiones, cuando te paras a pensar si realmente merece o no la pena y ves que lo que haces tiene algún reconocimiento por parte no sólo de la comunidad científica, sino  de los y las estudiantes, se corrobora la idea de que ese esfuerzo merece la pena.

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