Beatriz Marín: De triunfar en el mediofondo a disfrutar en los maratones

La soriana, campeona de España cadete de 1.000 y juvenil de 800, ha completado ahora tres maratones, entrenados todos en su actual ciudad de residencia, Berlín
Historias Deportivas

HISTORIAS DEPORTIVAS Se celebra estos días en Berlín el Campeonato de Europa de Atletismo al Aire Libre, la gran cita del año para los principales atletas españoles. Allí compiten dos sorianos: Daniel Mateo en el 10.000 (fue duodécimo) y Marta Pérez en el 1.500 (clasificada para la final de este domingo 12 de agosto a las 20.00). A ambos han acudido a verles familiares y amigos desde su tierra.

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La capital de Alemania, por tanto, tiene más sorianos estos días que de normal, lo que no significa que el resto del año no haya. Hace cinco años, gracias a las becas Leonardo del Ayuntamiento de Soria para licenciados universitarios, cuatro jóvenes se fueron a pasar allí tres meses. Los cuatro continúan en Berlín.

Una de ellas, Beatriz Marín Ruiz (19-8-1986) fue en su momento una de las grandes dominadoras del mediofondo español en categorías inferiores, con multitud de medallas en pista, al aire libre y en cross, tanto a nivel individual como colectivo, hasta que decidió dejar el atletismo de competición antes de cumplir los 20 años.

Y eso que el comienzo de su relación con el deporte rey no hacía presagiar esos éxitos posteriores. Procedente de la gimnasia rítmica y del balonmano, se apuntó para correr el cross de Valonsadero siendo todavía benjamín. Fruto de la inexperiencia y de la corta edad, salió muy fuerte y, llegada cerca de la recta final, en una cuesta, decidió pararse y terminar andando junto a Beatriz Molina (con la que luego compartió muchas horas de entrenamiento y competiciones) y otra chica. Acabaron las tres últimas.

La experiencia no terminaría de disgustarle porque corrió pronto un nuevo cross, el de la Dehesa. Ahí ya sí, terminó tercera pero empezando desde el principio. El entrenador del Politécnico Adolfo Caballero, después de verla en aquella carrera, habló con sus padres para integrarla en su grupo de entrenamiento. Empezó así una relación de ocho o nueve años de vinculación estrechísima con el mediofondo gracias a su correr fluido y ágil.

Cuando empezó a competir a nivel nacional como cadete (lo que ahora se llama Sub 16), Marín no tuvo problemas para elegir distancia, porque su favorita siempre fue el 1.000. En aquella época todavía no existía Campeonato de España al Aire Libre (empezaron en 2002, cuando ella ya era juvenil), pero en Pista Cubierta sí consiguió el oro el primer fin de semana de marzo de 2001 en San Sebastián.

En aquella época, lo habitual era que las cadetes que corrían el 600 se pasaran a 800 como juveniles, y que las que competían en el 1.000 se pasaran al 1.500. Beatriz Marín fue una de las excepciones. De mutuo acuerdo con su entrenador, decidieron que correría el 800, una distancia más cercana a la suya favorita. Volvió a ser una de las habituales en las finales de los grandes campeonatos, destacando su medalla de oro en el Nacional al aire libre de 2002 en Miranda de Ebro, en su primer año en la categoría.

Junto a estos logros individuales, se suman las medallas que consiguió con Castilla y León en campo a través y una muy especial para Soria: la medalla de bronce que consiguió el IES Antonio Machado (formado sobre todo por atletas de su club, el Politécnico) en el Campeonato de España de Centros Escolares celebrado en Almería. Allí, y después de haber ganado el Autonómico, cada deportista tenía que hacer su prueba... y la que le tocara para completar todo el programa atlético pistero de carreras y concursos. Recuerda Marín que a ella le tocó lanzar disco.

Finalizada su etapa de Bachillerato, se marchó a estudiar Derecho y ADE a Burgos. Aquel año siguió compitiendo. Sin embargo, hubo tres razones que poco a poco la fueron alejando del atletismo. Por un lado, problemas en una rodilla. Por otro, la dificultad para compatibilizar estudios, entrenamientos, exámenes y competiciones. Y por último, el abandono de su grupo habitual de entrenamiento, las que habían sido sus compañeras toda su vida.

Beatriz Marín estuvo sin correr nada dos o tres años. Entretanto, se marchó a estudiar a Madrid, hasta que surgió la ya citada beca Leonardo del Ayuntamiento de Soria y probó fortuna en Berlín, tres meses que de momento ya se han convertido en cinco años.

En la capital alemana ya había recuperado su afición por la carrera continua, ya muy lejos de las sesiones dobles y de las series al máximo: lo que todo el mundo entiende por atletismo popular.

Un día, uno de sus compañeros de trabajo le propuso apuntarse a una carrera. Y no una carrera cualquiera: un maratón. De repente, Marín aceptó. Era 2015. Después de 'rechazar' un plan de entrenamiento que le pareció demasiado duro, encontró uno de tres meses, entrenando cuatro días a la semana. El maratón elegido era el de Breslavia (Wroclaw), en Polonia. Lo terminó en 4h58:59.

La experiencia volvió a gustarle y el año siguiente, 2016, se preparó el de 'su' ciudad, Berlín. Mejoró su marca hasta 4h38:01. Y el año pasado, en 2017, decidió correr el maratón de maratones, el sueño de todo popular: Nueva York. A pesar del frío y de la larga espera, volvió a rebajar algunos minutos su marca personal para dejarla en 4h12:49. En el presente 2018 no ha corrido el maratón completo pero sí su mitad, de nuevo en Berlín el pasado abril (2h05:16).

Estas incursiones en las largas distancias las compatibiliza con su presencia en las carreras de obstáculos que ahora tan de moda están, como las Spartan Race de Reebok o las XAthletics.

Toda esta afición al deporte la comparte con sus obligaciones profesionales. En la actualidad, Marín trabaja en el departamento de control financiero de la potente firma química BASF. Vive en Berlín, pero de vez en cuando debe desplazarse a la fábrica que tiene la empresa en la ciudad de Ludwigshafen, y en la que trabajan más de 36.000 personas.

Además, Beatriz Marín abrió en Soria, a principios de 2017 y junto a su amiga Marta García Galán, la firma Blumen ('Flores', en alemán). Es una empresa pensada para ayudar a la organización de bodas, pero también para la de cualquier tipo de eventos. Aunque Marín acude a Soria cuatro o cinco veces al año (Navidad, Semana Santa, San Juan, verano...), se ha desvinculado por las complejidades que supone compatibilizar esta actividad con su vida diaria en Alemania. Ahora la sigue llevando Marta y ella le echa una mano cuando puede.

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