La Asociación Cultural de Muriel Viejo se enfrenta a una multa de 18.000 euros de la Seguridad Social por el uso del bar de sus socios

El presidente, Rafael Álvarez, defiende que se trata de un pueblo de 40 habitantes donde no hay negocios, por lo que la asociación solo da un servicio a sus socios

Las Asociaciones Culturales de Muriel Viejo, Santervás de La Sierra y la Asociación Micológica de Navaleno han expresado su preocupación sobre el uso de locales vecinales en los que cuentan con barra y se sirven bebidas y otros productos. Las asociaciones entienden que se trata de un uso lúdico y un servicio a los veraneantes o a socios, pero en ningún caso, destacan, se trata de un negocio. Sin embargo, en Muriel se enfrentan a una denuncia de la Inspección de Trabajo, de hasta 18.000 euros.

En el caso de Muriel Viejo, la Asociación San Roque ha recibido recientemente una denuncia por quienes consideran que se está haciendo una competencia al sector de la hostelería. El presidente de la Asociación, Rafael Álvarez, ha señalado que han recibido una inspección de trabajo no rutinaria, en un pueblo de 40 habitantes donde "no hay ningún otro negocio" por lo que no tenemos competencia y no es un negocio ya que "no llegamos a los 40 socios del pueblo, son 120 socios pero la mayoría hijos del pueblo". En su caso, es una asociación viva durante todo el año, en cuyo local se puede jugar a las cartas, lo que desempeña una función social muy importante en la localidad. "Hay un precio social de autoabastecimiento", apunta. "Siempre hemos funcionado igual, durante 20 años. Nunca ha habido problemas", insiste. 

Álvarez reclama a las instituciones que haya sentido común en la gestión de estas denuncias hacia las asociaciones de localidades rurales muy pequeñas. "No tenemos más recursos que la asociación y sabe muy mal este ataque de la Seguridad Social y del Ministerio de Trabajo", explica.

En este caso, la denuncia la ha recibido el socio que gestiona el local. "Tenemos voluntarios, lo abrimos a turnos. Se nos piden 17.000 euros de Seguridad Social y de sanción porque entienden que se trata de un empleado en lugar de un socio voluntario. Es desproporcionado. Se les llena la boca con la despoblación, pero luego tenemos estos problemas los que tratamos de dar vida al pueblo", resume. Álvarez cree que la denuncia procede de un vecino del pueblo con quien las relaciones no serían las mejores, pero asume que el problema puede llegar con una visita rutinaria.

"Tenemos 120 socios que pagan 10 euros al año. De los cuales 900 se destinan a calefacción. Y con lo que se suma de las consumiciones se pagan el resto de gastos", manifiesta, sobre la dificultad que entraña tanto el pago de la sanción como el modificar el sistema de funcionamiento, además, lamenta que no haya ninguna alternativa legal a la creación de un negocio, que no pueden asumir. "Entiendo que es difícil regularlo, pero si no se puede, que usen el sentido común en una provincia como esta", incide. Álvarez ha comentado que no se trata de un caso puntual, ya que sucedió en Teruel, si bien se desestimó la denuncia, un resultado que espera suceda también en este caso. "Entiendo que si hubiera un negocio en el pueblo entendería que estaríamos haciendo una competencia, pero no es el caso", aclara.

Mañana comenzarán las declaraciones judiciales, tras haberse desestimado el recurso a la denuncia presentado por la Asociación.

Daniel Llorente, de la Asociación cultural de Santervás de la Sierra, señala que "nosotros podemos entrar en el mismo problema", lamenta, por lo que ha demostrado su respaldo a los vecinos de Muriel, al igual que ha hecho la Asociación Micológica de Navaleno, quien apunta "esta situación se da cada vez más porque los pueblos son más pequeños y al no haber negocios los vecinos se buscan la vida", explica.

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