Javier Bonilla: Regreso al fútbol profesional tras un periplo griego, vasco, gallego y balear

El agredano, a punto de cumplir 28 años, ha firmado una gran temporada individual y colectiva en el Mallorca, con el que ha ascendido a Segunda división. El año que viene regresará a Los Pajaritos, por tanto
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Foto: Concha Ortega

HISTORIAS DEPORTIVAS Javier Bonilla Sevillano (Ágreda -Soria-, 25 de octubre de 1990) ha protagonizado una de las mejores noticias del fútbol soriano esta temporada, al conseguir el ascenso a Segunda división con el Real Club Deportivo Mallorca en su primer año en este club. El verano de 2017, tras su gran temporada en el lateral zurdo del Pontevedra, recibió una llamada desde Mallorca cuando el club bermellón descendió a Segunda B. Ni se lo pensó ni esperó. Al día siguiente, tras resolver un par de flecos, firmó un contrato para dos años. En los días posteriores recibió alguna llamada de la Segunda división, debido precisamente a sus buenas prestaciones en el Pontevedra, pero ni se arrepintió entonces... ni se arrepiente mucho menos ahora.

Rebobinamos.

Bonilla ha practicado un deporte en su vida: el fútbol. De niño, desde los ocho o nueve años, jugaba en el equipo de su pueblo, en la SD Ágreda. Como le gustaba y como tenía cualidades, subió un día a Soria para hacer las pruebas en el Numancia alevín. Le cogieron, y en el club rojillo estuvo los siguientes cuatro años, los dos alevines y los dos infantiles, en esta última categoría jugando ya por toda Castilla y León. En esas temporadas, su padre le llevaba a Soria tres o cuatro días a la semana para entrenar.

Primera salida del Numancia

El año siguiente, ya como cadete, las obligaciones laborales de la familia le impidieron seguir en el Numancia. Se buscó un equipo más cercano aunque ello supusiera cambiar de comunidad autónoma. Bonilla disputó los tres siguientes ejercicios en el Tarazona, los dos cadetes y el primero juvenil.

En aquella época, ocupaba una posición bastante diferente a la actual. Compaginaba el extremo izquierdo con la delantera. En su único año juvenil con el Tarazona, por ejemplo, metió 42 goles, aunque reconoce que el nivel de exigencia y seriedad de los rivales no tenía nada que ver con lo que se encontraría a partir de entonces: "Eran jugadores para los que el fútbol no era tan importante".

El año siguiente, en su segundo juvenil, regresa al Numancia, que estaba en la División de Honor. Ese año descienden y el siguiente continúa en el Numancia para despedirse en Nacional de su etapa juvenil. No logran el ascenso en un desafortunado último partido en Burgos.

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Su progresión continúa y el club soriano quiere que continúe en el filial, en Tercera división. Sigue siendo extremo. Ya desde muy pronto, empieza a alternar el filial con los entrenamientos en el primer equipo, siempre en la Segunda división, en la que debuta de la mano de Unzué el 7 de febrero de 2011 en campo del Celta de Vigo (4-0). La temporada siguiente, la 2011-2012, sigue a caballo entre el equipo de Segunda y el de Tercera en lo que a entrenamientos se refiere, pero solo juega dos partidos en la LFP, en las jornadas 39 y 40. En la 39, en el campo del Hércules, marca un buen gol con su zurda desde el vértice del área pequeña. Era su debut como titular.

Salto de calidad en Segunda

Todavía con ficha de canterano, su salto de calidad llega el año siguiente, en la 2012-13, con Machín en el banquillo. Juega 17 partidos ligueros, diez de ellos como titular, y vuelve a anotar un gol. Esas cifras le permite firmar su primer contrato como profesional, que le llevaría a comenzar dos nuevos cursos en el equipo de su tierra, cumpliendo el sueño que le acompañaba desde niño. En la 2013-14, sin ser titular, sí jugaba cada vez que faltaba Ripa, lo que le permitió sumar otros 14 partidos.

El año siguiente, el 2014-15, el segundo de Anquela, todo cambió. Al finalizar la temporada anterior, el club le comunica que cuenta con él. Al mes, le dicen que no, que es preferible que se busque equipo. Después se lesiona Luis Valcarce y le dicen que se quede... No son buenos meses para él, aunque como dato curioso el único partido que juega esa temporada, y el último suyo con el Numancia, es uno histórico: el 6-6 ante el Lugo en Los Pajaritos.

Poco después, toma una decisión en la que probablemente influyeron mucho esas malas sensaciones de los últimos meses: se marcha a jugar a la Segunda división de Grecia, al Aiginiakos, cerca de Salónica. Firmó dos años, pero en los seis meses que estuvo le sobraron algunos para darse cuenta de que aquello no era lo suyo. Después del periodo inicial de adaptación, empezó a jugar habitualmente, lo que al menos le sirvió para no perder el ritmo competitivo. Preguntado qué tal en Grecia, responde sonriente que "mal" pero que tampoco se arrepiente en absoluto porque "mira dónde estoy ahora".

Adiós a Grecia

Finaliza la temporada y le dice al club que lo siente, que le queda un año de contrato pero que echa de menos España y su casa. Decide rescindir.

Empiezan entonces tres años consecutivos en tres clubes de la Segunda B de grupos diferentes en los que ha ido subiendo despacio pero firme, jugando al menos 33 partidos por temporada y cumpliendo las tres veces los objetivos personales y colectivos.

En la 2015-16, Bonilla espera jugar en algún equipo puntero de Segunda B o incluso en Segunda. Rechaza algunas ofertas, apura demasiado, y finalmente firma por el Leioa vizcaíno. El objetivo es salvarse, para lo cual deben jugar el play-out que disputan los quintos clasificados por la cola. Les toca jugar contra el Olímpic de Xàtiva. En la ida, en tierras valencianas, empatan a uno con un golazo de falta de Bonilla. En la vuelta, 4-1. El de Ágreda recuerda con mucho agrado aquella temporada y aquel club, con un trato muy familiar y cercano que le hizo estar siempre a gusto.

En la 2016-17, gracias a esa continuidad alcanzada en Leioa, logra dar un salto de calidad jugando en un equipo de capital de provincia que estuvo no hace tantos años en Segunda, el Pontevedra. A pesar de ello, el objetivo primordial no era el ascenso, sino mejorar las prestaciones del año anterior, cuando el equipo terminó séptimo. Y así fue. El Pontevedra termina cuarto y le toca la primera ronda de la promoción de ascenso contra el Murcia: 1-3 en Pontevedra (nuevo gol de Bonilla, de penalti) y 1-1 en Murcia, insuficiente para seguir avanzando. En previsión de que las cosas le salieran bien, Bonilla solo firma un año por el Pontevedra, donde lo juega absolutamente todo salvo un par de partidos por acumulación de amarillas y donde además anota ocho goles, seis de ellos de penalti.

Rumbo a Mallorca

Y llegamos de nuevo al principio.

En verano de 2017, el Mallorca recién descendido llama a Bonilla. El lateral no quiere que le suceda lo de dos temporadas atrás. La oferta balear es buena y la acepta. Firma para dos años, con el claro objetivo de ascender en el primero para intentar volver a jugar en Segunda división. El Mallorca es una máquina de ganar y empatar partidos y no hace nada más que coger ventaja con sus perseguidores. Termina la temporada regular con ocho puntos de colchón sobre el segundo, el Villarreal B. Como primero de grupo, tiene una primera oportunidad de ascenso directo contra el Mirandés, campeón del grupo 2. Y el Mallorca no la desaprovecha: 3-1 en casa con un Son Moix entregado y empate a cero en Anduva, en un partido en el que Bonilla se lesiona nada más comenzar. Esa lesión le impide jugar los dos intrascendentes partidos ante el Rayo Majadahonda, tras los cuales el Mallorca se proclamó campeón de los 80 equipos de la Segunda B de esta temporada.

A punto de cumplir 28 años, después de un periplo por tierras griegas, vascas, gallegas y baleares, Bonilla regresa al fútbol profesional español. El Mallorca le ha dicho que cuenta con él para el nuevo proyecto en Segunda. De hecho, todos los futbolistas salvo Cedric tienen contrato, si bien habrá incorporaciones y probablemente salidas para hacer un equipo competitivo a la altura de un histórico como es el Mallorca.

Su sueño para el futuro sería continuar como hasta ahora, en el Mallorca, deseo que se fundamenta en que "hemos vivido un año increíble. Es fácil hablar cuando todo sale tan bien". Está contento con el club, la ciudad, la isla... Regresará a los entrenamientos el próximo 10 de julio. Alrededor de ese día se conocerá el calendario de Segunda división. En ese momento, aunque no quiera, lo primero que hará será buscar cuándo le toca al Mallorca jugar en Los Pajaritos.