Pedro César Alcubilla impulsa la poesía soriana contemporánea presentando el sábado su nueva obra

El 23 de junio, a las 20.00 horas en El Cielo Gira

Para que el piano suene alguien tiene que matar al elefante del autor Pedro César Alcubilla Verde, será presentado por la editorial madrileña Canalla Ediciones el próximo sábado día 23 de junio, a las 20.00 horas en El Cielo Gira, Carretera de Madrid, 2. Presentará el acto Carmen Ruth Boillos.

Pedro César Alcubilla Verde (Soria, 1972)

Lleva inmerso en el mundo de la literatura desde hace años, publicando en redes sociales como Facebook, donde sus poemas han adquirido gran presencia.

Este soriano que comenzo Publicidad y Magisterio, para abandonarlos pronto y dedicarse a diversas actividades: jardinería, restauración de muebles antiguos, e incluso estuvo ocupado en una funeraria. Actualmente trabaja para la Administración del Estado en Zaragoza, alternando su lugar de residencia entre esta ciudad y Soria. Su primer libro Retrovisor fue publicado por Canalla Ediciones en 2017.

“La poesía de Pedro César Alcubilla no es la de un soriano al uso, heredero de la poesía clásica de Antonio Machado o Gerardo Diego, puesto que bebe de las fuentes más lejanas, de poetas nórdicos y norteamericanos, y eso se nota en sus versos”.

Carmen Ruth Boillos.

Para que el piano suene alguien tiene que matar al elefante

Estructurado en cinco partes: -Prelude, Gymnopédies, Rhapsodies, Nocturnos y Réquiem- pretende, desde su estructura, abarcar todas las formas de contar, tocar y cantar que puede tener un poeta.

“La primera parte, Prelude, contiene un único poema que da título al libro: ‘Para que el piano suene alguien tiene que matar al elefante’. Desde este primer poema ya sabemos que el poeta nos va a mostrar el envés, la cara oculta, la parte no iluminada del rostro desde donde un sujeto poético en tono claramente confesional, proyecta su mirada sobre el mundo. Detrás de la envolvente y sofisticada melodía de un piano perfectamente afinado hay otras cosas, más sucias, más duras, previas, necesarias, premisas, sin las cuales esa melodía no sería posible; es más, detrás de todo lo hermoso siempre hay alguien que se ha ensuciado las manos, que se ha partido el lomo, que forma parte de esa melodía que se ejecuta con éxito pero cuya aportación jamás será reconocida", explica.

“En un tiempo donde es tan importante condensar una obra en una frase promocional que pueda servir de gancho comercial el propio Pedro César Alcubilla ofrece entre sus versos las palabras que podrían definir no sólo el libro que tienes entre manos, lector, podría definir la época que estamos viviendo. De eso se trata también, de que el poeta tenga las herramientas necesarias y el talento para que sus versos definan tanto su poética como el mundo en el que ésta acontece. "Como ves, esto no es Disneylandia", dice Pedro César Alcubilla. Versos así solo están al alcance de los grandes poetas. Pedro César Alcubilla es uno de ellos.

Del prólogo de Itziar Mínguez Arnáiz

CARRETERA CORTADA

tarde de agosto

en el pantano

mis hijos chillan y juegan en el agua

los miro y me recuerdo,

me veo aquí, en este mismo lugar,

cuando venía con mis padres

y mi hermano

siempre me ha encantado este paraje,

«carretera cortada», lo llaman

hay una carretera cuyo paso interrumpe

una valla,

pero ésta continúa su trayecto bajo el agua

y emerge lejos de aquí,

en la otra orilla,

como un Guadiana asfaltado

busco una sombra para sentarme

y escribir un rato :

«este es el mar de Castilla

voz y carácter de un pueblo, de una tierra,

austero corazón y piel caliza»

miro a la otra orilla

justo por detrás, a varios kilómetros,

siguiendo el serpenteo del pantano,

el pueblo sumergido de La Muedra

—Atlántida pinariega—

cuando baja el nivel asoma el campanario,

algunos muros, arbustos y piedras

crecen regados por el sol

donde solo había agua

también asoma un grito mudo,

el grito de ese pueblo,

de esta tierra olvidada,

el mío,

el último que di cuando aún sabía

chillar y jugar en el agua

—mis hijos chillan y juegan en el agua—

míralos, me digo, lo mejor de mí

chapoteando encima de la vida

y yo me recuerdo

pero ya no estoy aquí,

tal como era

estoy aquí tal como soy,

nostálgico de mí,

convaleciente de infancia

cansado, como este sol que se desnuca

tras las sierras

dónde estás, niño gordo,

vuelve a casa

recupera tu reino

y destierra a este enjuto y triste adulto

él ya no sabe

para qué sirve chillar y jugar

en el agua

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