Alberto Faricle: El ciclismo (ahora clásico) como modo de vida

Alberto Faricle. Foto: Concha Ortega.

HISTORIAS DEPORTIVAS. Cuando Alberto Faricle Ruiz (12/03/1968) se intentaba hacer un hueco como futbolista cadete en la cantera del Badalona y del Espanyol, "con Xavi Aguado", no podía imaginar que en tan solo unos meses cambiará radicalmente a un deporte que a día de hoy, y 36 años después, se ha convertido en su modo de vida. Las jornadas ligueras en el banquillo y la compra de su padre de una bicicleta Zeus fe el cóctel perfecto para empezar a forjar una afición convertida en pasión. Una pasión que tras muchos años y miles de kilómetros sobre dos ruedas, dio un giró nostálgico hacia lo 'vintage', esa esencia pura del ciclismo. La ilusión y el empeño por ingeniar una de las citas más importantes del ciclismo clásico en España, La Histórica, su ilusión y deseo por que su extensa colección de maillots y bidones no quedara en una caja del desván y se muestre ahora en un museo, han hecho que Alberto Faricle, o 'Petit', como se le conoce allí, haya convertido a Abejar, donde vive desde hace 18 años, en la villa del ciclismo clásico.

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Faricle reconoce que esta afición por el ciclismo no la ha vivido desde pequeño, aunque una vez "rastreando en la hemeroteca", encontró un antepasado suyo que en el año 1927 ya competía. Fue la compra de una Zeus 2000 por parte de su padre la que comenzó a despertar el gusanillo en la familia. Primero fue Alberto el que comenzó a salir con ella, una primera ruta de "cien kilómetros" donde ya apuntaba maneras y en la que los compañeros de su padre le dijeron que este chico prometía. Su hermano Javier, "un fuera de serie", fue más allá y se ha codeado con ciclistas de la talla de Induraín o Perico Delgado y a día de hoy sigue compitiendo en máster 40 y ganando pruebas.

Un detonante que le llevó a aparcar el fútbol y a competir con el Club Ciclista Bétulo en Cadetes, aunque con licencia del Muskaria de Tudela, donde pasaba los veranos. En Barcelona fichó por los Containers Marrones donde compitió dos años en juveniles, con los primeros trofeos como un campeonato de Cataluña de relevos por parejas, en unos meses frenéticos de competición en los que combinaba carreras individuales y pista. 

En el año 1999 llegó a Soria, concretamente a Abejar, y echando la vista atrás recuerda como ha ido creciendo la afición por el ciclismo en la provincia.

Faricle recuerda cuándo se celebraba la Vuelta Ciclista a Soria para juveniles sin representación local, algo que consideraba "una pena" ya que era la cita "más importante" a nivel nacional, por lo que se puso a trabajar para remediarlo. Así, se embarcó como director deportivo con el equipo 'Soria ni te lo Imaginas', por medio del Club Ciclista Calaverón, con un equipo de 14 corredores cadetes y juveniles que comenzaron a hacerse un hueco en el panorama nacional, compitiendo no solo en la cita soriana sino también en pruebas de Castilla y León, Asturias o el País Vasco, con algún trofeo de regreso. Esta bonita etapa de la cantera del ciclismo soriano duró cerca de cinco años, pero el equipo se disolvió cuando la Vuelta Ciclista a Soria dejó de celebrarse.

Entonces, con el ciclismo ya en vena a 'Petit' comenzaron a invadirle nuevos retos. Se decantó por los triatlones y se propuso de meta un ironman, algo que completó con 43 años. Sin embargo con ese reto conseguido, se dio cuenta que había que dedicar muchas horas al entrenamiento y el ciclismo le seguía pesando demasiado como para 'compartirlo' con otros deportes como el atletismo, en los que había gente con "mucho nivel".

Esta pasión por el ciclismo giró un día hacia lo nostálgico, hacia la esencia de este deporte. "Mirando fotos recordé qué sería de mi bicicleta Zeus", entonces comenzó a rastrear y a buscar concentraciones de ciclismo clásico y de pruebas de este tipo. Descubrió así una prueba como L' Eroica en Italia, una cita que años más tarde conseguiría completar entre más de 5.000 corredores. 

El recuerdo de su Zeus y el comprobar que no estaba 'solo' en esta afición por lo clásico hicieron que le entrara el "veneno" y se dedicara de lleno a preparar lo que, a día de hoy y seis años después, es una de las citas del ciclismo clásico más importantes y multitudinarias de España: La Histórica de Abejar. Dos años preparando recorridos que evocaran a es ciclismo "con caminos de tierra" hicieron que Faricle diera con la tecla y preparara una ruta de cerca de 50 kilómetros por Abejar y sus alrededores idónea para recordar estos años.

Y en el año 2012 esta idea de reunir a amantes de lo 'vintage' en un escenario perfecto se convirtió en una realidad. Una primera edición en la que un pelotón de cerca de cincuenta amigos disfrutaron de un día al más puro estilo clásico: bicicletas de más de 25 años de antigüedad, maillots y chichoneras de antaño, avituallamiento a golpe de porrón y torrezno y un gran ambiente no competitivo, dejaron más que confirmado que esta jornada no debía quedarse solo en una idea en la cabeza de Faricle.

Una marcha que comenzó a correr como la pólvora entre los aficionados a lo clásico y que en su tercera edición tuvo que limitar las inscripciones ante la altísima demanda. Ahora, seis años después, la Histórica está más que consolidada y por ella han pasado ex profesionales como Perico Delgado, Fabio Roscioli, Héctor Rondán, Enrique Aja, Julio Espeso, Julio Jiménez, Faustino Rupérez y un largo etcétera.

Con La Histórica ya más que ubicada en el calendario, Alberto quiso ir un paso más allá, y mirando en el desván se dio cuenta de que todo lo que había ido coleccionando a lo largo de su vida no cobraba sentido "ahí guardado". Así surgió la idea de hacer el Museo de Ciclismo Clásico de La Histórica en Abejar. Y como le pasara con la marcha clásica, los inicios fueron complicados y con piedras en el camino, pero ha terminado por convertirse en una realidad. 

'Petit' guardaba decenas de bidones y gorras que ha ido recopilando desde los 13 años, en las diferentes pruebas y Vueltas a España que ha ido a visitar, a los que se suman otras decenas de maillots. Todo ello puede verse ahora en Abejar, más de 300 maillots de los que Alberto es capaz de recordar de quién eran y en qué competición lo llevaban puesto. Otros complementos como bicis, cuadros, libros, trofeos y demás complementos pueden verse en este Museo (previa cita al 622013857).

Faricle reconoce que a la gente que va a visitarlo le extraña que un pueblo tan pequeño cuente con un museo de estas características, propio de una ciudad como "Madrid o Valencia". Sin embargo, el estar ubicado en una zona turística y cerca de la carretera, hace que cada vez sea más conocido. Y es que, como cuenta, no es solo un museo, sino un lugar para que todo aquel que como Alberto, no quiera ver estas joyas del ciclismo clásico en una caja del desván, pueda compartirlo en este espacio con los demás aficionados.

Tras años de competición y ahora volcado totalmente en el ciclismo clásico, Petit dedica su tiempo a las salidas con el Club Ciclista Los Muros de Abejar, con el Club Zeus y con todo aquel que como él, quiera compartir su afición y aprovechar todo lo que la provincia de Soria ofrece para ello, eso sí, ya a modo más aficionado como demuestra cada día a través de su canal de Youtube (Faricycle). Ahora queda comprobar si de esa cabeza nostálgica puede salir algún reto más que tarde o temprano pueda hacerse realidad.

Teresa Arroyo

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