Críticas del Otoño Musical Soriano en su XXV aniversario

Por Soledad Atienza

Resumen de la última semana (Concerto 1700, La Fura dels Baus&Divina Mysteria, Ara Malikian, Intercentros Soria, Stringfever)

El ciclo de Música Antigua dentro del Otoño Musical Soriano se ha consolidado a lo largo de los tres últimos años con una gran aceptación por parte del público, y así quedó demostrado el pasado martes 26 con la presencia de Concerto 1700, la última de las agrupaciones de este género de las programadas en la XXV Edición. Con un programa titulado Entre cándidos, bellos accidentes, se pudieron escuchar en el Aula Magna “Tirso de Molina”, obras de compositores españoles, que incluso vivieron y trabajaron cerca de nuestra provincia en el siglo XVIII, como el propio Daniel Pinteño, director y primer violín, explicó a los asistentes.

La primera pieza que interpretaron los cuatro instrumentistas del ensemble, formado por dos violines barrocos, violonchelo barroco y clave, fue la Obertura a piu stromenti, Bas. 10, de Vicente Basset, seguida del recitado y aria No en esa once esferas, de la cantada sola con violines al Santísimo Sacramento, de Diego Pérez de Camino, en la que intervino la soprano Aurora Peña, que deslumbró a los asistentes con su portentosa voz, de timbre precioso y de claros agudos, sobre todo en los pasajes más delicados de las arias, tanto en los de mayor intensidad como en los más sutiles. Debido a la exigencia técnica vocal de estas partituras, se produjo una pequeña modificación en el programa con la introducción del Fandango del Padre Soler, para continuar con otra cantada sola con violines al Santísimo Sacramento, también de Diego Pérez de Camino, en este caso, el recitado y el aria De alta luz ilustrado, que está siendo presentada por este conjunto en la actualidad por vez primera en este programa con el que fue seleccionado para Circuitos FestClásica 2017 en la modalidad de Música Antigua. Para continuar con la misma estructura, seguidamente, se pudo escuchar otra Obertura a piu stromenti, la Bas. 11, del mismo compositor Vicente Basset, y concluyeron con Entre cándidos, bellos accidentes, cantada sola al Santísimo Sacramento con violines, con dos recitados, seguidos de sus dos arias, de la que toma el nombre este bonito programa.

Como no podía ser de otra forma, los cálidos aplausos del público fueron premiados con dos bises, el aria Gozaba el pecho mío, de la zarzuela Ifigenia en Tracia, de José de Nebra, y el segundo de ellos, del mismo compositor, pero de nuevo de carácter sacro, el aria Con la paz tu amor convida, de la Cantada al Santísimo, en lo que en su totalidad fue una interpretación de gran musicalidad y expresividad, con instrumentos de la época y muy dentro de este estilo que demostraron conocer a la perfección. A estas circunstancias, hay que añadir el importante quehacer musicológico de estudio en todas estas obras, la mayoría tan poco conocidas y, principalmente, de compositores españoles. Sin lugar a dudas, la Música Antigua en nuestro país, poco a poco está adquiriendo una gran importancia, acorde a su nivel. Desde aquí, damos la enhorabuena a Concerto 1700 y les deseamos que sigan cosechando muchos éxitos.

La Fura dels Baus, con Miki Espuma y David Cid como directores y guionistas, presentaron la tarde del miércoles 27, Free Bach 212: cantata escénica para orquesta barroca, electrónica y solistas basada en la Cantata BWV 212, conocida como la Cantata de los agricultores, una de las tres únicas cantatas profanas y la última que compuso Johann Sebastian Bach. Si por algo destaca esta performance-concierto es por su eclecticismo y sincretismo, puesto que aglutina los instrumentos originales y voces de los componentes de Divina Mysteria: Pavel Amilcar al violín barroco y director musical, junto a Thor Jorgen, violón, y Miki Espuma, además de Leticia Moros a la viola barroca y Andrés Alberto Gómez al clave, la soprano Eulalia Fantova y el barítono Juan García Gomà, quien también contaba con partes de rap en su papel, las intervenciones flamencas de la cantaora, Mariola Membrives, o con las coreografías del bailarín Miguel Ángel Serrano, a lo que hay que unir la importancia de las imágenes proyectadas, el conjunto de la escenografía y unas esculturas andróginas como único atrezzo, que consiguieron llenar el auditorio “Odón Alonso” del C. C. Palacio de la Audiencia.

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El comienzo, con los instrumentos antiguos a solo que interpretaban composiciones de Bach, entre ellas la Cantata que da nombre a este espectáculo, enseguida se trasformó en un montaje sonoro y de iluminación que recordaba la estética de los años 80 del siglo pasado, todo ello con un marcado carácter de sátira e ironía, no exento de crítica social, y atemporal por otra parte, con una historia amorosa como hilo conductor, que ensalza y critica a la vez la figura de un recaudador de impuestos local. En sí, la partitura original de Bach ya es toda una declaración de intenciones, puesto que la acción de la obra trascurre en una taberna, motivo que fue bien aprovechado por los guionistas para la moraleja final de este montaje: la cerveza es la mejor catarsis; “sin cerveza en la vida, no hay pasión, todo es tristeza”, canta Mariola Membrives, letra del mejicano Iván Leroy. Por lo tanto, diversión contextualizada y siempre de actualidad, que como el espectáculo predica, finalizó con un surtidor de cerveza en los Porches de la Audiencia para todos los asistentes, sin duda, más variados que el tradicional público a los conciertos al Otoño Musical Soriano.

Es magnético, simpático, divertido, cercano, exuberante, fuerza y energía, movimiento en estado puro… y si a todo eso le añadimos un violín y unos frondosos rizos azabache el resultado es Ara Malikian, el conocido violinista de origen libanés que el pasado jueves congregó a más de 1500 personas en el Polideportivo San Andrés de la capital para presenciar su espectáculo La increíble gira del violín, en el que narra diversos acontecimientos de su vida personal y profesional a través de su violín, unas veces en clave humorística y otras con mayor sobriedad según los diferentes sucesos que va relatando.

Es música al cien por cien, disfruta con ella y la transmite a la perfección en este espectáculo de tanto eclecticismo y fusión que va desde Vivaldi o Bach pasando por Paganini, hasta Led Zepelin, Bruno Mars, Paco de Lucía o sus propias composiciones impregnadas, evidentemente, de las melodías populares de sus orígenes. Para todos los públicos y con más de dos horas y media de duración, es un espectáculo desbordante, en el cual no hay tregua y en el que se suceden música, coreografías y las intervenciones del violinista de origen libanés. Por otra parte, no sólo es destacable su actuación, sino también la del resto de los intérpretes que le acompañan, que desde luego, están a la altura de este show. Un auténtico camaleón de todos los géneros y estilos y un comunicador nato que encandila a su público.

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  El espectáculo de clausura de las Bodas de Plata del Festival por el cuarteto Stringfever tuvo lugar la tarde del viernes 29 de septiembre en la Plaza Mayor. Aunque estaba previsto que comenzase a las 21:00 horas, por problemas técnicos no se inició hasta media hora después, lo que no sirvió para que el numeroso público se marchase. Durante algo más de hora y cuarto, este cuarteto de cuerda divirtió a los sorianos que se desplazaron hasta allí. Formado por los tres hermanos Broadbent y el primo “pequeño” a la viola, cuenta con instrumentos electrónicos de cinco cuerdas, seis el segundo violín, además de acompañar sus interpretaciones con las imitaciones de diferentes sonidos de percusión con la boca y sobre el violonchelo.

El concierto fue muy ameno gracias a la alternancia de las piezas elegidas, la comicidad de los intérpretes y su virtuosismo. Dentro de esta selección musical pudieron escucharse obras de diferentes estilos; de esta manera, tras dar comienzo con el tercer movimiento del Verano, de las célebres Cuatro Estaciones de Antonio Vivaldi, se pasó a un popurrí de bandas sonoras, otro de Disney, de ópera, incluso otro sobre composiciones populares de Tchaikovski, o una versión de la Historia de la Música en cinco minutos. Los momentos más emotivos se vivieron durante el Adagio para cuerdas de Samuel Barber, partitura que acompañó las exequias fúnebres de dos presidentes americanos: Franklin Delano Roosevelt y J. F. Kennedy.

Por el contrario, uno de los instantes más graciosos se produjo cuando estos cuatro instrumentistas ejecutaron a la vez sobre el violonchelo el famoso Bolero de Maurice Ravel, que contó con la participación de dos espectadores con una importante función: tocar un pizzicato sobre los dos violines en el acorde final de este peculiar arreglo. Desde luego, esta entretenida sesión fue el final perfecto al recién acabado XXV aniversario del Otoño Musical Soriano y, como viene siendo habitual en las últimas Ediciones, el preámbulo perfecto a nuestras Fiestas Patronales que les deseamos estén disfrutando.

Odón se sentiría orgulloso de ver cómo la música y su Festival cada año mueven a más público, así como del depositario de este legado, José Manuel. Enhorabuena y hasta la XXVI Edición.

“La música es pasión, amor y nostalgia”, Richard Wagner.

Resumen de la segunda semana (Ensemble Praeteritum, Banda Sinfónica Municipal de Madrid, The King's singers, Orquesta Sinfónica de Castilla y León, Orquesta Proarte, coros Aula Boreal y Doinuzahar)

Si el pasado viernes 15 en la actuación de las hermanas Labèque uno de los rasgos más distintivos fue su complicidad, las contrabajistas sorianas Laura Asensio y Nerea Rodríguez dieron muestra de lo bien que se conocen, desde niñas cuando cursaban sus estudios en el Conservatorio “Oreste Camarca” de la capital, y lo que disfrutan trabajando juntas, como se pudo comprobar en el concierto del martes 19 en el Aula Magna “Tirso de Molina”.

El Ensemble Praeteritum logró un lleno absoluto de dicho auditorio en el que se pudo presenciar la interpretación de estas dos sorianas en la Sinfonía nº 6 en La mayor, G508, de Luigi Boccherini, Passione Amorosa para dos contrabajos y orquesta, de Giovanni Bottesini, y la Sinfonía nº 39 en Sol menor Hob. I:39, “Tempesta di mare”, de Joseph Haydn, precedidas estas intervenciones por una breve contextualización histórica del concertino-director Pablo Suárez.

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En la segunda de estas dos obras, ambas contrabajistas hicieron un guiño a la partitura que interpretaban vistiendo de rojo y negro. Las miradas y las sonrisas entre ambas, así como entre el resto de los miembros del grupo, conformado por dos violines, viola, violoncello y tiorba, estuvieron presentes a lo largo de la velada, que sobre todo destacó por el virtuosismo y la musicalidad de las dos sorianas, a la par que el concertino-director, con un sonido precioso aunque la acústica de esta Sala no sea la más favorable para instrumentos tan graves por la reverberación de la misma. El bis elegido por las dos solistas fue Oblivion del argentino Ástor Piazzola, en un arreglo para dos contrabajos, acompañados por pizzicati de violín. Para finalizar, los aplausos del público fueron agradecidos con el conocido Minueto y trío del quinteto en Mi mayor G.275, de Boccherini, y un arreglo de un movimiento de uno de los conciertos para violín de Antonio Vivaldi, versionado con ritmos realizados por los contrabajos.

La intervención en el OMS de la Banda Sinfónica Municipal de Madrid, bajo la batuta de su director titular, Rafael Sanz Espert, dejó a los asistentes a este evento de la tarde del jueves con un sabor agridulce. Las partituras elegidas para este día fueron, en la primera parte, Homenaje a Joaquín Sorolla. Cuadros sinfónicos, de Bernardo Adam Ferrero, Nvmancia. Episodios sinfónicos para banda, de J. Vicent Egea, obra encargo del Ayuntamiento de Soria, que tuvimos ocasión de escuchar en su estreno el pasado mayo por la Banda Municipal de Música de Soria y que, del mismo modo que su Sinfonía homónima, interpretada en el concierto inaugural de esta Edición, es un homenaje a la gesta numantina y recoge fragmentos de la misma orquestados para banda sinfónica. La segunda parte se completó íntegramente por Fiestas Romanas, de Ottorino Respighi.

En la primera parte, se produjeron desafinaciones y también desajustes en las entradas de las diversas secciones, de hecho, en Nvmancia, hubo oscilaciones en los tiempos y los matices fueron bastante relativos, con un final que no fue tal, ya que no se interpretaron los últimos acordes. No obstante, esta situación mejoró en la segunda parte en la partitura de Respighi. En cuanto a los solistas, cumplieron acertadamente su papel, entre los que destacaron los de trompeta, trompa, corno inglés, flauta y cello.

Por otra parte, hubo cierto desorden en el escenario, ya que la cuerda de flautas y oboes estaba considerablemente e inexplicablemente distanciada de la tarima del director. Dentro de este caos, en el descanso, algunos de los componentes de esta agrupación demostraron poca profesionalidad y aprovecharon incluso para fotografiarse, así como las trompetas que tocaban fuera del escenario al comienzo de la segunda parte, entraron y salieron por el escenario durante la interpretación de sus compañeros, en lugar de salir de la sala y volver a entrar por la puerta de artistas. Todas estas incidencias, aunque parezcan ajenas a lo musical, influyen en la visión general de un concierto o espectáculo. Aún con todo, al concluir la segunda parte, el público premió a esta agrupación con una tanda de aplausos, correspondida con tres bises, que quizá fueron demasiados; el primero, la Gran jota de La Dolores, de Tomás Bretón, seguido del pasodoble La Kermés de las Vistillas, de José María Martín Domingo, y para terminar, el conocido chotis Madrid, de Agustín Lara.

Acontecimientos de otra índole bien distinta tuvieron lugar el viernes 22 por la tarde, puesto que tuvo lugar uno de los eventos más esperados de la presente Edición: el concierto de The King’s Singers, que, de la misma forma que en su anterior visita al Festival, en 2013, vendieron prácticamente la totalidad de las localidades del Auditorio “Odón Alonso” del C. C. Palacio de la Audiencia. Tan sólo verlos aparecer en el escenario es puro formalismo, tan serios y divertidos a la vez, muy ingleses dentro de los tópicos, trajeados y conjuntados de pies a cabeza en azul marino y con corbata roja, acompañando el estilismo unos zapatos negros de charol, y con un enorme IPad en lugar del tradicional formato en papel. Bueno, hasta ahí lo puramente visual, pero si The King´s Singers son conocidos en el mundo entero es por sus grandes voces, su versatilidad para la interpretación de los diferentes estilos musicales, desde el Medioevo hasta la música actual, y por el poder de la voz como instrumento, que es de lo que los espectadores pudieron ser testigos. Se inició inmediatamente la primera de las obras en programa, Musica Dei donum, de Orlando di Lasso, y las sutiles armonías unidas a estas increíbles voces entusiasmaron desde el comienzo al público de la Sala.

La primera parte, en la que se vivieron momentos mágicos, se conformó con partituras pertenecientes al Renacimiento italiano, inglés y español, con la excepción de The seasons of his mercies, del británico Richard Rodney Bennet, compuesta para la propia agrupación. Por otro lado, la segunda parte, incluía obras más modernas, algunas de ellas arreglos de los miembros de este conjunto vocal. Durante esta segunda parte fue aún más evidente la gran voz y el amplio registro de todos los componentes del sexteto a cappella, además del equilibrio vocal entre ellos, sin dejar de señalar su total compenetración, incluso en las coreografías que acompañaron algunas de las piezas con las que consiguieron divertir a los asistentes.

La ovación a estos cantantes fue larga y calurosa, agradecida por los británicos con el bis Con amores, la mi madre, villancico a cuatro voces de Juan de Anchieta, recogido en el Cancionero de Palacio, y To Kokoraki, una de sus piezas favoritas en griego, con sonidos imitando a animales que arrancó las carcajadas de los allí congregados. Como en su precedente actuación en 2013, fueron muy simpáticos y cercanos. Del mismo modo, firmaron CDs al final del concierto y recibieron las felicitaciones del público que se las quiso transmitir. Ojalá vuelvan a visitarnos pronto estos “reyes” de las agrupaciones vocales a nivel internacional.

La Orquesta Sinfónica de Castilla y León ofreció el sábado por la tarde el segundo y último de sus conciertos de este XXV Otoño Musical Soriano, cerca de con un lleno absoluto, de la mano del joven Director Antonio Méndez y con el genial pianista onubense Javier Perianes como solista, protagonista indiscutible de la primera parte en la interpretación del Concierto para piano y orquesta nº 27, en Si bemol mayor K. 595, de Wolfgang Amadeus Mozart. Como ya pudimos ser testigos en el recital que este pianista nos brindó en la XXII Edición, en 2014, acaricia las teclas del piano, es pura sutileza, y el sonido aterciopelado que consigue es inigualable, inclusive en esta versión suya tan mozartiana y tan en el estilo del Clasicismo, en las articulaciones al igual que en los pasajes más delicados expresivamente, o en los diferentes tiempos. Como no podía ser de otra manera, encandiló al auditorio soriano, además de por su gran musicalidad, por su cercanía; agradecido, para concluir su actuación, interpretó Nocturno, cuarta pieza del Libro nº V, Op. 54, de las Piezas Líricas, de Edward Grieg.

Si por una parte no se puede dejar de alabar el trabajo de Javier Perianes, llega el momento de hacer lo propio con el Maestro Antonio Méndez, cuya exégesis de la Sinfonía nº 4 en Mi menor, Op. 98, de Johannes Brahms, será recordada especialmente por su musicalidad, expresividad y sentimiento, así como por su dinamismo. Se enfrentó a esta partitura de memoria, y sus movimientos, delicados a la par que claros y concisos, transmitieron su idea de esta sublime sinfonía del Romanticismo pleno, que demostró conocer a la perfección, incluso los miembros de la Orquesta así lo reconocieron cuando el concertino permaneció sentado y los aplausos de todos los allí reunidos fueron para él.

Por otra parte, en la OSCyL se produjeron algunos desajustes en las entradas y en los tiempos, ya que, a pesar de sonar empastada, el cambio de distribución que enfrentaba violines primeros a segundos, o que los instrumentos graves de la cuerda, violonchelos y contrabajos, quedaran por un lado y los timbales por otro, o la diferente distribución en el viento a lo que suelen estar acostumbrados, parece que pudo ser motivo de despiste para la Orquesta, todo ello paliado por la magnífica dirección y que el público premió con largos aplausos, correspondidos con la Danza Húngara nº 5, también de Brahms.

La semana finalizó con el concierto del domingo por la mañana por la Orquesta Filarmónica ProArte junto al Coro de Cámara Doinuzahar y el Coro de Cámara Aula Boreal, todos ellos bajo la dirección de Daniel Garay, y que se desarrolló en la Iglesia de Nuestra Señora del Espino a las 12:30 horas. Allí se escucharon Te lucis ante terminum “Sobre el metro del tiempo”, de Salvador de Sancho Iturmendi, Cuatro arias al Santísimo Sacramento, de Juan Lorenzo Muñoz Sánchez, y Vísperas de Nuestra Señora, de Acacio Garcilópez de la Peña.

Es muy complicado juzgar la actuación de las agrupaciones que aglutinan profesionales con amateurs, como es el caso de ésta, ya que, en ocasiones, los mayores fallos que se producen, además de técnicos, son de estilo, como sucedió con el exceso de empleo de vibrato en la cuerda o el de un artefacto simulando el sonido de tormenta que, por la acústica del templo, no se terminaba de entender bien y embarullaba en demasía. No obstante, hay que reconocer un gran mérito a este conjunto, puesto que, por un lado, en las partes tutti, sonó bastante empastado, y, por otro, por la importante labor musicológica de estudio y difusión que realizan de estas obras.

Resumen de la primera semana (Natalia Ensemble, Spanish Brass, Orquesta Sinfónica de Castilla y León, hermanas Labèque, Sara Baras, Maratón Musical)

¿Es posible que una sinfonía de Beethoven sea interpretada por tan sólo nueve instrumentistas? La tarde del pasado martes pudimos comprobar que sí durante el trascurso del extraordinario concierto que ofrecieron los integrantes del Natalia Ensemble con dos sinfonías en programa: la Sinfonía en re menor, de Juan Crisóstomo Arriaga, y la Sinfonía nº 3 “Heroica”, que pudo ser escuchada ya en el concierto de inauguración en su versión orquestal. Bajo el título Sinfonías de salón, el ensemble presentó estas dos partituras en el primero de los conciertos de música de cámara de la presente Edición del Festival en el Aula Magna “Tirso de Molina”, que llenó la sala prácticamente en su totalidad.

Son los propios miembros de la agrupación los que se encargan de realizar las reducciones de las partituras, generalmente orquestales, lo que les permite trasladar estas obras a auditorios más pequeños, además de demostrar su calidad como solistas y como instrumentistas especializados en música de cámara. La plantilla estuvo conformada para la ocasión por un cuarteto de cuerda, con violín, viola, violoncello y contrabajo, más un quinteto de viento clásico, con lo que, hábilmente, casi todas las voces orquestales tuvieron su representación, con una fuerza e intensidad propia de una orquesta sinfónica. La interpretación fue perfecta en lo que a expresión, tiempos y matices se refiere, y brindó al público soriano la posibilidad de disfrutar de la única sinfonía compuesta por Juan Crisóstomo Arriaga, cuya temprana muerte con veinte años, privó a nuestro país del que habría llegado a ser un ilustre compositor más allá de nuestras fronteras.

Ante los insistentes aplausos de los asistentes, fue elegido como bis Rondo e capriccio, en Sol mayor, Op. 129, de Beethoven, partitura para piano, arreglada para una agrupación de cámara, justo lo contrario a lo que acostumbran, es decir, el paso de una obra para piano a un formato camerístico.

Pero éste no fue el único concierto del martes, sino que por la mañana, escolares de primaria tuvieron la ocasión de acercarse y conocer mejor los instrumentos de viento metal, gracias al divertido y entretenido espectáculo de Spanish Brass, titulado Brass Brass Brass.

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La Orquesta Sinfónica de Castilla y León, dirigida por el joven Maestro segoviano José Luis López Antón, se desplazó la tarde del miércoles para el primero de los dos conciertos que la traerán hasta el Auditorio “Odón Alonso” del C. C. Palacio de la Audiencia en esta XXV Edición. El programa estaba dedicado a España, conformado por las obras España, rapsodia para orquesta, de Emmanuel Chabrier, Sinfonía española Op. 21 para violín y orquesta, de Édouard Lalo, con Ana María Valderrama como solista, en la primera parte, y Rapsodie espagnole, de Maurice Ravel, y la Suite nº 2 de El sombrero de tres picos, de Manuel de Falla, en la segunda.

Ana María Valderrama estuvo espectacular y ofreció una interpretación marcada por un gran sentimiento, perfectamente afinada y empastada con la orquesta. Como propina, entusiasmó al respetable con la Nana, segunda de las siete piezas de la Suite Popular Española de Manuel de Falla, acompañada por las dos arpistas de la Orquesta, guiño a su próxima maternidad.

Por su parte, el joven director supo transmitir su fuerza y vitalidad a la Orquesta, la hizo sonar más empastada entre secciones incluso que en conciertos precedentes de la misma, traspasando toda la gama de matices; ni siquiera en la Danza final de El sombrero de tres picos, apoteósico e intenso en toda su duración, no llegó a resultar demasiado estruendoso en ningún momento.

Tras los insistentes aplausos del público que prácticamente llenaba el aforo del Auditorio, el joven Maestro segoviano agradeció esta ovación con el conocido Intermedio de La boda de Luis Alonso, de Gerónimo Giménez; sin duda, un soplo de aire fresco para esta agrupación y a quien le auguramos un prometedor futuro.

La misma obra de Ravel, la Rapsodie espagnole, se pudo escuchar en su versión para dos pianos la tarde del viernes, en el mismo Auditorio, de manos del dúo formado por las hermanas Katia y Marielle Labèque, con un programa que se completaba con Ma mère l’Oye, del mismo compositor, Cinco canciones de West Side Story, de Leonard Bernstein, en un arreglo para dos pianos de Irwin Kostal, y de Philip Glass, Cuatro movimientos para dos pianos.

Las hermanas Labèque deleitaron al público de este recital, sobre todo por su complicidad y compenetración, ya que, como hermanas y tras muchos años juntas en los escenarios, demuestran que se conocen a la perfección. La diferencia de matices, desde los más suaves a las partes más intensas, o la sutil dulzura contrastando con la energía más viva, hizo que los asistentes disfrutaran con una magnífica interpretación que fue premiada por largos aplausos, agradecidos por estas dos hermanas con la Polca de Adolfo Berio como bis.

Cuando un espectáculo permanece durante más de dos años en los escenarios de todo el mundo y ha recibido tantos premios y reconocimientos, sólo se puede decir increíble, magistral, grandioso,… todos los calificativos son pocos para describir la habilidad de Sara Baras y su equipo en el espectáculo Voces, que agotó todas las localidades del Auditorio “Odón Alonso” el sábado por la tarde.

Pura energía, pura llama y puro nervio, que entusiasma y atrapa,  sentimiento y emoción llevados al extremo en dos horas de flamenco que no dejan ni pestañear a un ritmo frenético e ininterrumpido que alterna los testimonios de las glorias de este arte ya fallecidas con una actuación continua de la extraordinaria bailaora gaditana, así como de su pareja artística y sentimental, José Serrano, y de su cuerpo de baile y músicos en los principales palos flamencos.

El público despidió en pie, la que, sin lugar a dudas, fue la mejor actuación del Festival hasta el momento. Gracias Maestra.

Como colofón a esta semana de Otoño Musical Soriano, la jornada de ayer fue la consagrada al Maratón Musical en su XIV Edición, que reunió a numeroso público en cada una de las actuaciones y que concluyó con el documental de Lucas Caraba “BSO. La familia Banda”, homenaje a la Banda Municipal, y que recoge imágenes y testimonios de sus componentes y director, José Manuel Aceña, también director del Festival, a lo largo del último año, desde julio de 2016 a julio de 2017.

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Resumen del primer fin de semana (Orquesta RTVE, Stella Splenders y Joven Orquesta Soriana)

El primer fin de semana de la XXV Edición del Otoño Musical Soriano contó con la presencia de la Orquesta RTVE, el Coro de esta misma casa, y dos agrupaciones sorianas: Stella Splendens, junto al organista francés Bruno Forst, y la Joven Orquesta Sinfónica de Soria.

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La tarde del viernes tuvo lugar la inauguración por la Orquesta RTVE, bajo la dirección de su titular, Miguel Ángel Gómez-Martínez, y que fue recibida con un lleno absoluto en la sala “Odón Alonso” del C. C. Palacio de la Audiencia. Tras las palabras del Alcalde de la Capital, Carlos Martínez, de agradecimiento, por una parte, a personalidades, instituciones y, sobre todo, al público, que hace posible el éxito del Festival año tras año, y que en esta ocasión tan especial no quisieron perderse los Duques de Soria, así como con unas cálidas palabras de homenaje para el creador del Festival, el Maestro Odón Alonso.

Las dos obras en programa conmemoraban el 2150 Aniversario de la caída de Numancia; en primer lugar, la Sinfonía nº 1 “Numancia”, de J. Vicent Egea, obra encargo para la XXII Edición y estrenada en 2014 por la Orquesta Lira Numantina, dirigida por el soriano Carlos Garcés, y la Sinfonía nº 3 “Heroica”, en segundo lugar, de Ludwig van Beethoven, ambas partituras magistralmente dirigidas de memoria, al igual que interpretadas por los miembros de la Orquesta RTVE, en un concierto memorable, y del que podrán volver a disfrutar, puesto que próximamente será retransmitido en televisión. La Orquesta demostró nuevamente en esta Edición porqué es una de las más alabadas dentro del panorama nacional: un único y cohesionado bloque sonoro, con excelentes solistas y un perfecto empaste entre cuerda y viento, además de destacar la labor de los percusionistas en la partitura de Egea.

El sábado fue el turno del Coro RTVE y, como sucede con su Orquesta homónima, poco se puede decir de una agrupación de estas características que no se haya dicho ya. En esta ocasión, también bajo la batuta de su director titular, Javier Corcuera, el público volvió a llenar nuestro principal auditorio para escuchar las dos obras elegidas, que fueron Tríptico Soriano, de Adrián Cobo, para coro, piano, recitador y percusión, homenaje a Antonio Machado, y la majestuosa y célebre Carmina Burana, de Carl Orff, cantata escénica en su versión para dos pianos, percusión, coro y solistas. En la primera de estas dos composiciones, la recitadora fue Carmen Ávila, soprano y miembro del propio Coro, con Jorge Otero al piano, mientras que para Carmina Burana, los solistas fueron la soprano Olatz Saitua, el contratenor Carlos Mena y el barítono José Manuel Díaz, con Jorge Otero, de nuevo, y Karina Azizova a los pianos, y parte de la sección de percusión de la Orquesta RTVE. De la recitadora, cabe destacar su timbre aterciopelado, y de los solistas, principalmente, la sutileza y dulzura de la voz de Olatz Saitua, y del barítono, José Manuel Díaz, que supo representar cada uno de los registros exigidos por su papel. Por su parte, los percusionistas, al igual que en el día anterior, volvieron a demostrar su técnica y calidad, y el Coro destacó por su proyección y dicción, con una gran precisión en los ataques, desde los matices más suaves a los de mayor intensidad.

La Joven Orquesta Sinfónica de Soria, dirigida por su titular, Borja Quintas, con dos obras en programa para el domingo por la tarde, lograron de nuevo un lleno absoluto. En primer lugar se interpretaron las Cinco canciones negras, de Xavier Montsalvatge, seguidas de la grandilocuente Sinfonía nº 5 de Gustav Mahler. Para la primera de estas dos partituras, la JOSS contó con la colaboración como solista de la mezzosoprano María José Montiel, Premio Nacional de Música 2015, que realizó una magnífica interpretación de este repertorio, deleitando al público con el bis Azùlao, (Pájaro Azul) del brasileño Jayme Ovalle. La Orquesta estuvo correcta en todo momento, aunque en la última de estas piezas, la solista quedó levemente velada por la gran masa orquestal. En cuanto a la Sinfonía, hay que reconocer el gran trabajo realizado, ya que, pese a tratarse de una joven orquesta, es necesaria una gran madurez musical para enfrentarse a una partitura de estas proporciones. Los solistas más destacados fueron los de trompa y trompeta, con los papeles más exigentes, mientras que como únicos puntos negativos cabría señalar que se produjeron algunos desajustes y desafinaciones, especialmente en la cuerda, y un exceso de volumen en las secciones tutti de mayor intensidad; no obstante, es digno de mención todo el trabajo llevado a cabo.

Finalmente, no se puede ser objetivo cuando se es parte implicada en un proyecto, como sucede con el concierto que tuvo lugar el domingo por la mañana en la Iglesia del Espino, y que corrió a cargo de los miembros de la agrupación soriana Stella Splendens, dirigida por Gabriel Atienza, junto con el organista Bruno Forst. Éste fue el primero de los conciertos de Música Antigua de la presente Edición y que llenó también la mencionada Iglesia de la capital. Allí se pudieron escuchar obras de los tres principales polifonistas del Renacimiento en España, Cristóbal de Morales, Francisco Guerrero y del gran Tomás Luis de Victoria, junto a composiciones para órgano de Antonio de Cabezón, Francisco Fernández Palero y Francisco Correa de Arauxo, todo ello bajo el título LUX IN TENEBRIS: la música de las catedrales españolas en el siglo XVI. La dinámica del concierto se desarrolló entre la alternancia del órgano, desde el coro, y los miembros de Stella Splendens, en el presbiterio, para concluir con una actuación conjunta en las tres últimas piezas.

Para más información sobre el Festival, pueden seguirlo en las redes sociales a través de @omusicalsoriano y de #OMusicalSoriano.

Previa

El Otoño Musical Soriano se viste de gala para celebrar su XXV aniversario. A lo largo de tres semanas, que comienzan mañana, día 8, hasta el próximo viernes 29, la música será la protagonista de conciertos y espectáculos para los melómanos de todas las edades. La música sinfónica no se hará esperar, puesto que el concierto de inauguración mañana a las 20:30 en la sala “Odón Alonso” del Centro Cultural Palacio de la Audiencia, contará con la presencia de la Orquesta Sinfónica RTVE, que ya nos visitó en la pasada Edición, y que lo hace por segunda vez, bajo las órdenes de Miguel Á. Gómez Martínez, su director titular.

El programa rinde homenaje al centenario más importante que la ciudad de Soria celebra este año: el 2150 aniversario de la caída de Numancia bajo los ejércitos romanos. Para ello, la prestigiosa Orquesta, interpretará la Sinfonía nº 1 “Nvmancia”, del compositor valenciano J. Vicent Egea, obra encargo de la XXII Edición y estrenada por la Orquesta Lira Numantina en 2014, bajo la batuta de su titular, el también soriano Carlos Garcés. Completa el programa la Sinfonía nº 3 “Heroica” de Ludwig van Beethoven. Este concierto además será grabado para ser retransmitido por RTVE.

La Orquesta Sinfónica de Castilla y León nos visitará en esta Edición, y como es habitual, en dos ocasiones: la primera de ellas, la traerá a nuestra capital el próximo miércoles 13, con José Luis López Antón, en la dirección, y Ana María Valderrama, como violín solista, con obras de Emmanuel Chabrier, Edouard Laló, Maurice Ravel y Manuel de Falla; la segunda, el sábado 23, bajo la dirección de Antonio Méndez y con el pianista Javier Perianes como solista, e interpretarán el Concierto para piano y orquesta nº 27, de Wolfgang Amadeus Mozart, y la Sinfonía nº4, de Johannes Brahms. La música sinfónica para banda tendrá su representación el jueves 21 con la Banda Sinfónica Municipal de Madrid, bajo la batuta de su director titular, Rafael Sanz Espert, y que también rendirá homenaje a la ciudad celtíbera con “Nvmancia”.

Episodios Sinfónicos para banda, del citado compositor J. Vicent Egea, obra encargo del Ayuntamiento de Soria y estrenada el pasado mayo por nuestra Banda Municipal. Completan el programa Fiestas Romanas de Ottorino Respighi y Homenaje a Joaquín Soroya de Bernardo Adam Ferrero. La Joven Orquesta Sinfónica de Soria cierra la programación sinfónica con Cinco Canciones Negras, de Xavier Montsalvatge, y la Sinfonía nº 5, de Gustav Mahler, con su director titular al frente, Borja Quintas, y la mezzosoprano María José Montiel como solista, el domingo 10. Ese mismo día, a las 12:30 horas en la Iglesia Nuestra Señora del Espino, el grupo soriano Stella Splendens, dirigido por Gabriel Atienza, junto con el organista Bruno Forst, ofrecerán un concierto de música renacentista titulado Lux in Tenebris: la música de las catedrales españolas en el siglo XVI, en el que se podrán escuchar obras de Cristóbal de Morales, Francisco Guerrero y Tomás Luis de Victoria, entre otros.

La apuesta por la Música Antigua continúa en esta Edición con otras agrupaciones además de la citada con anterioridad, como es el caso de la Orquesta Proarte junto a los Coros Aula Boreal y Doinuzahar, todos ellos bajo la dirección de Daniel Garay, que nos trae el programa Maestros de capilla españoles inéditos de los siglos XVII y XIX, en el que se interpretarán obras de Salvador de Sancho Iturmendi, Juan Lorenzo Muñoz Sánchez y Acacio Garcilópez de la Peña, y que tendrá lugar en la misma Iglesia, y a la misma hora que el anterior, el domingo 24. Sin abandonar esta línea historicista, la música de cámara se traslada al Aula Magna “Tirso de Molina”, como en los años precedentes, y allí podremos escuchar la interpretación del programa Sinfonías de Salón: la Sinfonía en re menor de Juan Crisóstomo Arriaga y, de nuevo, la Sinfonía nº 3 “Heroica”, de Ludwig van Beethoven, por la agrupación Natalia Ensemble, el martes día 12 a las 20:30.

El Ensemble Praeteritum, el martes 19, contará con las contrabajistas sorianas Laura Asensio y Nerea Rodríguez como solistas, y con su concertino-director Pablo Suárez, nos presentarán el programa De Boccherini a Bottesini, con partituras de Luigi Boccherini, Giovanni Bottesini y Joseph Haydn. Finalmente, el martes 26, será el turno de Concerto 1700, bajo la dirección de Daniel Pinteño, con Entre cándidos bellos accidentes, en el que se interpretarán composiciones de José de Nebra, Vicente Basset y Diego Pérez de Camino.

Mención aparte merece el recital del dúo de pianos formado por las Hermanas Labèque, que tendrá lugar el viernes 15 en el C. C. Palacio de la Audiencia, y que deleitará a los asistentes con obras de Maurice Ravel, Leonard Bernstein o Philip Glass. Otro de los platos fuertes de la XXV Edición es, sin lugar a dudas, la presencia de Ara Malikian con La Increíble Gira de Violín, el jueves 28 en el Polideportivo San Andrés, sin olvidar el espectáculo flamenco Voces, de Sara Baras, el sábado 16 en el C. C. Palacio de la Audiencia, o la nueva visita al Festival de The King’s Singers, el viernes 22, y que nos traerá partituras de Willian Byrd, Orlando di Lasso, Mateo Flecha, Bob Chilcott y Richard Rodney Benett, entre otros, además de arreglos de canciones populares. Junto a la presencia de esta agrupación británica en la XXV Edición, la música coral llenará el sábado 9 la sala “Odón Alonso” con el Coro RTVE, bajo la dirección de su titular, Javier Corcuera, donde se podrá escuchar Carmina Burana, de Carl Orff, y Tríptico Soriano, de Adrián Cobo, sobre textos de Antonio Machado.

Una de las apuestas más arriesgadas en esta Edición es Free Bach 212, cantata escénica para orquesta barroca, electrónica y solistas basada en la Cantata BWV 212 de Johann Sebastian Bach, una producción de La Fura dels Baus & Divina Mysteria, para el miércoles 27. Los escolares, por su parte y como no podría ser de otra manera, también tendrán su participación el martes 12, a las 11:30, con el espectáculo Brass Brass Brass, de Spanish Brass, y el viernes 29, a la misma hora, con Danza del Sol, de Bill Whelan, interpretado por Grupo Intercentros Soria, presentado y dirigido por Antonio Domingo.

La Maratón Musical alcanza en esta edición de las Bodas de Plata del Festival su XIV Aniversario, el domingo 17, y llenará los principales enclaves de la ciudad de música. Este año contará con el recital de canto de las ganadoras del IV Concurso Internacional de Canto de Medinaceli “Un futuro DeArte”, Lucía Tavira y Elena Rey, además de la proyección del documental de Lucas Caraba Bso-La familia Banda, que recoge un año en la vida de nuestra Banda de Música.

La clausura del Festival, el viernes 29, cambiará de escenario y se trasladará a la Plaza Mayor a las 21:00 horas, con Stringfever, que ya nos visitó en 2010, y nos divertirá con un concierto espectáculo del primer cuarteto de cuerda “genéticamente modificado”, sin duda un preámbulo perfecto a las Fiestas de San Saturio. Completan esta programación la exposición, en el C. C. Palacio de la Audiencia, “Se hace camino al sonar”, que recorre diferentes momentos de las 25 Ediciones del OMS, así como la Mesa Redonda “Construyendo 25 ediciones del Festival”, en la Sala de Conferencias del mismo Centro, con Sonia Gonzalo como moderadora. Nuestro querido Maestro Odón Alonso, mentor e íntimo amigo de su actual Director, José Manuel Aceña, se sentiría orgulloso de ver cómo su Festival alcanza 25 Ediciones, cada una de ellas superando a la anterior. Disfruten.

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