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Método Montessori, de la mano de Cristina Antoñanzas

A principios del pasado siglo, María Montessori, educadora italiana, revolucionaba la enseñanza con una pedagogía basado en un profundo respeto hacia los niños y hacia su individual ritmo de aprendizaje. Surgía así el Método Montessori, que se caracteriza fundamentalmente por fomentar la autonomía de los más pequeños, a través de la libertad con límites y la consideración plena de su desarrollo tanto físico, como cognitivo, emocional y social, y que sigue planteándose hoy en día como una de las alternativas de mayor éxito a la educación tradicional.

Cristina Antoñanzas es formadora de Pedagogía Activa y conoce de primera mano esta metodología. Recientemente, ha puesto en marcha un proyecto educativo, TransFormándoNos.com, a través del que trata de transmitir su conocimiento y experiencia como educadora. Entre otras actividades, ofrece talleres para educar en el Método Montessori. Recurrimos a ella para conocer en profundidad en qué consiste esta opción pedagógica:

1.- ¿Puedes explicarnos en qué consiste el Método Montessori? ¿Cuáles son las principales diferencias con la escuela tradicional?

María Montessori basó sus ideas, como bien decías, en el respeto hacia los niños y niñas y su impresionante capacidad para aprender. Defendió que debemos trasmitir a la infancia que son capaces de actuar sin depender constantemente de la figura adulta para que, con el tiempo, sean curiosos y creativos y aprendan a pensar por sí mismos. Es un método destinado a favorecer la espontaneidad del niño dentro de un ambiente preparado que fomenta su autodesallorro.

Por lo tanto, podríamos destacar como principales diferencias con la educación tradicional:

  • La autonomía del alumno: El niño y la niña tienen un total protagonismo en la relación con el material de aprendizaje, por lo que la maestra o la guía, como ella las llamaba, quedan en un segundo plano, sirviendo de intermediario para que esta relación funcione. Por lo que es cada persona la que dirige sus descubrimientos y aprendizajes, en contraposición de la unidireccionalidad de trasmisión que se da por parte del maestro en las aulas convencionales.
  • El respeto por la iniciativa personal de cada individuo: Es una educación totalmente individualizada, pero en grupos mixtos con niños/as de diferentes edades que estimulan el aprendizaje ente sí.
  • La autodisciplina del alumno: Es un aspecto fundamental en este método, pero también otras capacidades como el autocontrol, la motivación y la concentración en cada actividad, que le llevan a conseguir una autonomía clave para la consecución de aprendizajes por sí mismo.
  • El ejercicio constante de exploración y búsqueda de conocimientos por parte del alumnado: Para ello es imprescindible que se genere un ambiente preparado, un espacio rico en recursos educativos, minuciosamente pensado y cuidado para responder a las necesidades del grupo. Se deja a los niños y niñas libertad de elección de actividades en función de su necesidad, por lo que se elimina la directividad por parte del profesorado.

2.- ¿Podemos encontrar esta metodología, total o parcialmente, en centros educativos públicos del país?

Cada vez más centros públicos se interesan, sobretodo, por los recursos que ofrece este método e intentan ir aplicando los principios metodológicos. Pero son las escuelas privadas las que más se lanzan a aplicar íntegramente el método. En Ludus.org, podemos encontrar un mapeo de los centros con los que contamos a nivel nacional que aplican esta y otras metodologías alternativas.

3.- ¿Cuál puede ser la principal dificultar para implementarlo de forma generalizada en el sistema educativo actual?

El método Montessori es una metodología que encanta por su armonía, su cuidado y la belleza de sus espacios y materiales. Parece desde afuera que todo fluye, está bajo control, dando tranquilidad tanto a niños/s como a adultos/as. Para conseguir esta premisa que María Montessori mantenía: “La mayor señal del éxito de un profesor es poder decir: ahora los niños trabajan como si yo no existiera”, es necesario un gran entrenamiento docente.

María Montessori recomienda a la persona que quiera ejercer esta misión, que trabaje su capacidad de autotransformación, para que sus acciones no obstaculicen los aprendizajes de la infancia. Lográndolo, el educador/a conseguirá dirigir la actividad del niño/a de manera discreta, dejándole continuar por sí mismo/a cuando es capaz de hacerlo.

Todo ello está encaminado a una reflexión personal sobre cómo educar a la infancia desde el amor, la confianza, el respeto y la independencia. En definitiva, a trabajarnos nuestro rol como adultos/as, un aspecto que no se tiene muy presente a la hora de la formación docente, ni universitaria ni continua. Es un proceso que debe surgir de una necesidad interior por lo que no se puede forzar a aplicarlo de manera generalizada.

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Imagen de uno de las formaciones impartidas por Cristina Antoñanzas

4.- ¿Podrías enumerar pros y contras –si los hubiera- de esta metodología?

Lo mejor es como consigue centrarse en los niños y niñas dotándoles de autonomía para la vida y de una conciencia social que puede trasformar el mundo. Es un método con un siglo de trayectoria que está demostrado que funciona en cualquier contexto educativo y social.

El inconveniente que existe, bajo mi punto de vista, al igual que en la aplicación a raja tabla de cualquier otro método, es que, al centrarnos en su estricta implantación, corremos el riesgo de desfocalizarnos de las necesidades de los niños y niñas. María Montessori ya lo decía: “No me sigan a mí, sigan al niño”. Centrarnos en un único método, por muy funcional que sea, nos cierra las puertas a otros materiales, recursos o reflexiones que pueden venir de otras pedagogías y que puede que se ajusten más a las necesidades de nuestro alumnado.

5.- El Método Montessori parece centrarse fundamentalmente en las primeras etapas de escolarización. ¿Sería posible trasladar esta metodología a los centros de Secundaria y estudios superiores?

Aunque encontramos la implantación de esta metodología sobretodo en Infantil y Primaria, la pedagoga hablaba del “ritmo constructivo de la vida”. Según este planteamiento, el niño pasaría del nacimiento hasta la vida adulta gracias a cuatro periodos distintos o cuatro planos del desarrollo (infancia, niñez, adolescencia y adultez), cada uno de los cuales difiere del anterior, pero todos forman parte de un proceso indivisible.

María Montessori consideraba que el crecimiento no se daba en forma lineal, sino que se produce en una serie de fases, con altibajos, que marcan el ritmo al que se construye el hombre adulto. En cada periodo se produce un aumento progresivo de las sensibilidades para luego decrecer hasta dar lugar a una nueva fase de desarrollo.

Sus premisas para cada etapa eran:

  • En la infancia: “Ayúdame a hacerlo solo”
  • En la niñez: “Ayúdame a pensar solo”
  • En la adolescencia: “Ayúdame a expresarme solo”
  • En la madurez: “Ayúdame a mantenerme solo”

Pero es cierto que aunque ella defendía este método para toda la vida, en nuestro país no encontramos ningún centro que aplique sus metodologías en Secundaria o Bachillerato.

6.- ¿Contempla la formación universitaria española en los grados de Educación este método?

María Montessori se suele presentar como una de las pedagogas más representante de su época, pero tratada únicamente como un hecho más de la historia de la educación. Pocas son las universidades que explican sus principios como opciones a tener en cuenta. Pero sí que es cierto que cada vez son más los másteres que podemos encontrar para formarnos como guías Montessori en nuestro país.

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