Álvaro Martín: Cuando el deporte te lleva a desiertos lejanos

HISTORIAS DEPORTIVAS La figura del entrenador soriano de voleibol, Álvaro Martín Ruiz (05-04-1984), es uno de los mejores ejemplos de que el deporte te puede llevar muy lejos. En su caso, hasta el golfo pérsico, concretamente hasta la ciudad de Doha, capital de Catar, donde trabaja como segundo entrenador y estadístico del Al-Ahli de voleibol masculino. Una aventura cuyos cimientos se pusieron desde su adolescencia, cuando con apenas trece años decidió que además de practicar judo y fútbol sala, el voley que tantas veces había visto con su padre incluso en la cancha del San Andrés, también podía ser un deporte divertido para practicar.

Martín, que de niño estudiaba en el colegio San José, tenía gracias a la tradición del voleibol en su colegio, la posibilidad de acercarse a esta disciplina con facilidad y así lo hizo, formando parte de la categoría infantil. Una buena hornada de jugadores haría que los buenos resultados aparecieran pronto y finalmente, siendo cadetes, pasaran a formar parte de las categorías inferiores del Numancia Voley durante cuatro temporadas. Cuando pasa a ser juvenil de tercer año, desde el club le dan la posibilidad de empezar a dirigir equipos infantiles. Por entonces, quién le iba a decir que era el inicio de una carrera como técnico de voleibol que le llevaría a ser el primer soriano en dirigir al equipo en la máxima categoría.

Ciertamente, su progresión fue vertiginosa. De ser entrenador infantil, cadete y juvenil, con veinte años se convierte en el segundo entrenador del equipo de Superliga masculina. "Cuando te lo proponen (fue José Miguel Serrato) no puedes decir que no", recuerda. Y eso que el proyecto tenía que infundir respeto, no solo por la responsabilidad, si no porque se iba a poner a las órdenes del entrenador argentino Ricardo Maldonado, un auténtico sabio del voley, pero también un hombre muy disciplinado, exigente y con carácter. La decisión no pudo ser más acertada y la sintonía con Maldonado tampoco, puesto que además de ser una fuente de conocimiento se convirtió en un gran amigo con quien todavía se le puede ver paseando por las estrechas calles del zoco de Doha.

Maldonado, Orduna, Fernando Muñoz, José Luis Moltó... Finalmente, después de ocho años como segundo y aprendiendo con figuras relevantes del voleibol del máximo nivel, Álvaro Martín es nombrado primer entrenador de la escuadra soriana de Superliga masculina de voleibol. "Es lo que más ilusión te hace, más cuando ningún soriano de nacimiento había dirigido al equipo. Es el club de mi ciudad, de mi vida, de mi colegio, pero también eso conlleva mucha responsabilidad", explica.

El reto era ilusionante pero quizá uno de los más complicados de los últimos años de la historia del club, ya que había mucha juventud en el equipo con jugadores como Folguera, Altayó, Bugallo, Gámiz o Fran Ruiz, efectivos que finalmente se convertirían en primeras espadas del voley nacional pero que por entonces estaban dando sus primeros pasos. El resultado difícilmente mejorable: tercero por detrás de Almería y Teruel, probablemente, lo máximo a lo que se podía aspirar con un equipo que prácticamente partía de cero.

Pero la historia del voleibol soriano es convulsa debido a los problemas económicos y cuando desaparece el Numancia CMA, emerge un nuevo club llamado Río Duero que aunque en primera instancia decide contar con él, finalmente se decanta por la opción de Alfonso Flores como entrenador-jugador. Sin embargo, la trayectoria de Martín, con apenas treinta años técnico del tercer equipo de la máxima categoría y con experiencia en secciones inferiores de la selección, no iba a pasar desapercibida, recibiendo a los pocos meses una llamada de Catar. "Así he llegado aquí, mi función es la de segundo entrenador y estadístico, preparo los partidos para el equipo y mi vida deportiva en Doha es similar a la de cualquier conjunto europeo, con pesas por la mañana y por la tarde técnica y táctica".

Sin duda, se trata de una historia deportiva que ha dado mucho de sí en poco más de treinta años, con una experiencia de vida que sin duda dejará a Martín marcado para siempre y con una clara mejoría de su nivel de inglés, pero a la que sin duda le quedan muchas páginas por escribir. "Echo de menos entrenar a niños o ser primer técnico, es lo que me gustaría, pero estoy muy contento donde estoy, se trabaja muy a gusto y no tengo planeado hacer ningún cambio". Es duro estar lejos de sus seres queridos, pero tiene claro que "si alguien está en mi situación, le recomiendo que lo pruebe, la familia y los amigos van a estar siempre y tu desarrollo profesional lo tienes que hacer tú".

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