Algo minucioso, un pormenor y un rasgo de cortesía. Según el diccionario, eso es un detalle. Y eso practica Eva Ramón con su trabajo: el gusto por los detalles bien hechos. En contraposición a la mediocridad reinante, Eva elabora sus cositas, en variados campos, siempre con el esmero detallista de quien disfruta con las cosas pequeñas y bonitas. Un regalo.
Modelados a escala, diseño gráfico que da sentido al término, escenografías fantásticas... Eva utiliza su fantasía, impregna los materiales y les da a sus obras volumen de lectura: no basta con mirar las cosas una vez, es posible -y necesario- mirar y remirar las cosas para disfrutarlas del todo.
Guía de sensaciones, es capaz de ponerte en situación y llevarte de la mano a la infancia, al doblez del terror, al color del humor y al sabor picante de ciertas querencias en desuso. Hay pellizco -como dicen los flamencos- cuando Eva piensa una idea porque sabes que si te pica, te podrás rascar. Hasta que llegues al hueso.
Y lo mejor de todo es que nunca pierde la perspectiva. Sus creaciones son útiles y dimensionadas, no resultan nunca inadecuadas y encajan perfectamente en la necesidad que provocó su realización. Quiero decir con esto que el sentido de la medida -tan perdido por muchos artistas- está aquí muy bien guardado. Eva sabe hasta dónde. Para regocijo de sus clientes y amigos.
Larga vida a los "Detalles Ramón".=
José Luis Diez
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