Un soriano entre los Colosos de Memnón

López Marcos, en la iglesia de Nódalo. Foto: S.T.

Un terremoto en el año 27 antes de Cristo destruyó la práctica totalidad de lo que era el complejo funerario del faraón egipcio Amenofis III, en las cercanías de la actual ciudad de Luxor. Apenas quedó visible la pareja de los famosos Colosos de Memnón, de 18 metros de altura.

Hace poco más de una década, durante una campaña de excavaciones de un proyecto alemán, se descubrió que aquellos dos Colosos, que servían de entrada al primer pilono del gran complejo, no estaban solos. Durante todo ese tiempo, otras dos parejas de representaciones del faraón, de 14 y 12 metros, permanecieron ocultas bajo las aguas del Nilo. Cada pareja presidía las puertas de entrada de otros dos pilonos de menor tamaño.

Esa alegría por el descubrimiento derivó pronto en un problema: ¿Era posible recuperar una gran construcción de 250 toneladas, y de un material tan poco consistente como la cuarcita, que además lleva más de 2.000 años bajo las aguas, para tratar de colocarla en su emplazamiento original? Las autoridades egipcias, tan minuciosamente vigilantes de su incalculable patrimonio, no entenderían un fracaso.

Por aquellos días, hace 12 años, a poco más de 500 kilómetros al norte de Luxor, trabajaba en una misión española de excavaciones el soriano de Nódalo Miguel Ángel López Marcos (19 de mayo de 1963). Aquella misión estaba ocupada en la Herakleopolis Magna, cerca de la ciudad de Beni Suef, en el Medio Egipto.

De esos trabajos en la Herakleopolis Magna se tenían noticias en Luxor. La dirección de la campaña alemana se puso en contacto con López Marcos, debido a sus conocimientos sobre el tratamiento de la cuarcita, para plantearle la posibilidad de empezar a levantar los cuatro colosos restantes. El soriano respondió que sí y desde entonces es el director de estatuaria colosal de la que ahora mismo es la mayor excavación que se está acometiendo en el mundo.

40 técnicos y 300 obreros

Esta campaña para intentar recuperar todo lo que sea posible del complejo funerario de Amenofis III se desarrolla entre los meses de enero y abril desde hace 12 años. En ella trabajan 40 técnicos de todo el mundo. Junto a López Marcos, hay otros tres españoles que también colaboran en el proyecto aunque no de modo tan exhaustivo. Además, durante esos tres meses trabajan 300 obreros egipcios en las excavaciones y restauraciones.

Pero las tareas que hay que hacer son muchas. Recuperar los tres Colosos que quedan (Memnón es el nombre griego de Amenofis) va a costar otros cuantos años. López Marcos calcula que quizás 10 ó 12. Ahora mismo, y aunque el tercer coloso ya está en pie desde el pasado mes de marzo, todavía no es visitable.

El tercer Coloso de Memnón y López Marcos trabajando en su zócalo:

Para Egipto y para Luxor, reconstruir todo lo que sea posible este templo sería una gran noticia de cara a su principal fuente de ingresos, el turismo. El interés de los historiadores es diferente, ya que estos descubrimientos y esta gran campaña están obligando a reescribir los libros de historia, por mucho que fuera posible intuir que este complejo tuviera tres pilonos como otros en Egipto. Para el próximo mes de enero, López Marcos ya sabe que tendrá que volver a hacer la maleta.

Otras campañas en Marruecos, Italia, Galicia...

Miguel Ángel López Marcos finalizó la carrera de Historia en la Universidad Autónoma de Madrid en 1987. Hizo la especialidad de Arqueología, y también entonces se graduó en la Escuela de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Madrid. Lleva especializado un cuarto de siglo en recuperación de patrimonio histórico tanto dentro como fuera de España. Ha excavado y recuperado más de 50 yacimientos arqueológicos.

Aunque esta campaña en Luxor es la más destacada, fuera de España también ha participado en trabajos en Tan-Tan (Marruecos) y en el Foro Romano (Italia). En España, a través de la empresa Terra-Arqueos de la que forma parte, donde más ocupado está últimamente es en Galicia. Ahora trabajan en las termas romanas de As Burgas, en Orense, que probablemente podrán ser visitadas ya este otoño.

Sin salir de Galicia, ha dirigido restauraciones en la citania romana de San Cibrán de Las (Orense, primera foto), el castro de Baroña (La Coruña, segunda foto) o la piscina romana de la plaza de Santa María en Lugo (las dos siguientes):

En Madrid, donde también reside cuando el resto de sus ocupaciones se lo permite, su equipo ha recuperado recientemente el recinto fortificado de Alcalá la Vieja, cerca de Alcalá de Henares y de característica similares al de Gormaz, que ahora mismo es visitable. En Castilla y León, ha trabajado en excavaciones en Las Médulas, en León.

Alcalá la Vieja:

En Soria, la imagen de San Lorenzo

A pesar de su extenso currículo, de su sorianidad y de la cantidad de trabajo que hay por hacer, López Marcos no ha participado en ninguna campaña de excavaciones en la provincia. Eso no significa que no haya restaurado nada en Soria. La imagen de San Lorenzo de la iglesia parroquial de Nódalo fue acercada a su aspecto original por él.

El arqueólogo acude a esta población soriana cada vez que sus lejanas ocupaciones se lo permiten, y el pasado fin de semana no se perdió las fiestas patronales en honor precisamente a San Lorenzo. Puede que no sea fácil, pero alguna vez le gustaría trabajar en la provincia en la que vivió su infancia, hasta que las obligaciones laborales de la familia le hicieron trasladarse.

López Marcos recuerda que la cultura supone el 10% del PIB en España, una cantidad bien elevada, por lo que considera necesario apostar siempre por ella. Cita algunas campañas en las que ha trabajado, como la del castro de Baroña, que ha multiplicado sus visitas desde que empezó a ser restaurado. Para un lugar como Soria, piensa que el cultural debe ser un elemento de atracción para que los turistas permanezcan más días en la provincia. Puede que no sea un trabajo rápido, pero termina siendo rentable.

El arqueólogo, junto a la iglesia de San Miguel Arcángel en Nódalo:

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